La casa encantada de la colina. Érase una vez, en la cima de una colina, había una casa encantada. Nadie se atrevía a acercarse a ella, ya que se decía que estaba habitada por fantasmas. Pero un día, una niña llamada Luna decidió que quería saber la verdad sobre la casa encantada.
Luna era una niña curiosa y valiente. Así que un día, decidió subir la colina para ver la casa encantada de cerca. A medida que se acercaba, podía sentir su corazón latiendo rápidamente. Pero cuando llegó allí, se dio cuenta de que no había nada de qué tener miedo. La casa parecía vieja y desgastada, pero no había ningún fantasma a la vista.
Luna decidió entrar en la casa para explorarla. Mientras caminaba por las habitaciones vacías, se dio cuenta de que la casa parecía estar abandonada durante mucho tiempo. Pero cuando llegó a la última habitación, descubrió algo extraño. Había un espejo antiguo en la pared que parecía estar brillando de alguna manera.
Luna se acercó al espejo y miró su reflejo. Pero lo que vio la sorprendió mucho. En vez de su rostro, vio la imagen de una hermosa mujer que le sonreía. Luna se asustó mucho y corrió afuera de la casa.
Mientras corría montaña abajo, Luna se encontró con un anciano sabio que vivía cerca. Le contó lo que había visto y cómo se había asustado. El anciano la escuchó con atención y luego le preguntó: «¿Has oído hablar de la leyenda de la casa encantada?»
Luna respondió que no, así que el anciano le contó la historia de la casa. Hace muchos años, un rey había vivido allí con su esposa. La esposa del rey era tan hermosa que todos los hombres de los alrededores querían casarse con ella. Pero el rey lo sabía y decía que no podía permitirse que alguien más la tuviera.
Un día, la esposa del rey murió trágicamente en un incendio que destruyó la casa. Desde entonces, se dice que su espíritu sigue vagando por la casa encantada, buscando la paz que no pudo encontrar en vida. Pero el anciano también añadió que el espíritu de la esposa del rey solo se muestra a aquellos que tienen la valentía de enfrentarse a sus miedos.
Luna se sintió inspirada por la historia y decidió que quería ayudar al espíritu de la esposa del rey a encontrar la paz. Así que volvió a la casa encantada y se acercó al espejo de nuevo. Esta vez, en vez de mirar su propio reflejo, dijo en voz alta: «Quiero ayudarte».
En ese momento, el espejo comenzó a brillar de nuevo. Pero esta vez, una imagen diferente apareció en él. Era la esposa del rey, sonriendo y agradecida por la ayuda de Luna. La esposa del rey habló con Luna a través del espejo y le dijo que había estado buscando a alguien que pudiera ayudarla a encontrar la paz. Pero no podía hacerlo sola.
Luna le dijo que estaba dispuesta a ayudarla y le preguntó cómo podía hacerlo. La esposa del rey le dio instrucciones cuidadosas sobre lo que Luna debía hacer. Debería encontrar una serie de objetos personales de la esposa del rey que aún estaban esparcidos por la casa. Una vez que hubiera reunido todos los objetos, debería llevarlos a una estatua de la esposa del rey que estaba en un jardín escondido detrás de la casa.
Luna siguió las instrucciones de la esposa del rey y encontró todos los objetos. Luego los llevó a la estatua de la esposa del rey en el jardín detrás de la casa encantada. Cuando colocó el último objeto en la estatua, una luz brillante se formó detrás de ella y una figura de luz apareció.
Era la esposa del rey, finalmente encontrando la paz que había buscado durante tanto tiempo. Luna se sintió feliz de haber podido ayudar y se alejó de la casa encantada con una sonrisa en la cara.
Desde ese día en adelante, la casa encantada ya no era un lugar de miedo y terror. En su lugar, era una casa llena de recuerdos amorosos y de paz. Los niños pueden visitar la casa sin temor y pueden aprender la historia de la esposa del rey y lo que Luna hizo para ayudarla.
Y así, la historia de la casa encantada de la colina se convirtió en una historia de valor y amistad. Luna no solo superó su miedo a los fantasmas, sino que también ayudó a alguien en necesidad. Y esa era la verdadera magia del cuento.