La casa encantada del bosque. Érase una vez, en un bosque mágico, una casa encantada. Esta casa no era como cualquier otra casa que has visto antes. Estaba hecha de madera antigua y tenía un techo de paja que sobresalía por encima de los árboles. Pero lo más impresionante de esta casa era que estaba llena de secretos y magia. Los niños que se aventuraban en el bosque hablaban de la casa encantada, y todos parecían tener una historia diferente que contar.
Un día, un hermanito y su hermana mayor decidieron explorar el bosque para ver la casa encantada. Los dos hermanos caminaron y caminaron hasta que finalmente, después de dar muchas vueltas, llegaron a la entrada del bosque. Estaba un poco oscuro y se sentía un poco misterioso, pero no tenían miedo.
Mientras caminaban por el bosque, los niños vieron muchas cosas lindas y curiosas. Vieron mariposas y abejas, flores silvestres y hadas jugando en el aire. Pero no pudieron encontrar la casa encantada. Después de dar varias vueltas, encontraron un árbol grande y viejo. En la corteza había un pequeño cartel que decía: «Siguiendo el camino de la felicidad». El cartel los llevó a un camino de piedra que llevaba directo a la casa encantada del bosque.
Finalmente llegaron a la casa encantada. La hermana mayor llamó a la puerta pero nadie respondió. Entonces decidieron investigar más a fondo. Se sentían seguros y curiosos aunque se preguntaron qué misterios y sorpresas encontrarían dentro de la casa encantada.
Caminaron lentamente hacia la puerta de la casa, y cuando la abrieron, encontraron una sala llena de objetos sorprendentes y mágicos. La habitación estaba iluminada por velas parpadeantes, y en el centro había una mesa con objetos variados sobre ella. Había un conejo de peluche con los ojos brillantes, un reloj viejo de pared, una varita mágica, un candelabro, una lámpara de aceite y muchos objetos más.
Los niños estaban sorprendidos por la cantidad de cosas que había en la habitación. La hermana mayor decidió que debían explorar la casa. Comenzaron a caminar por las distintas habitaciones de la casa, maravillados por las cosas que se encontraban. En la primera habitación vieron mariposas revoloteando en un jardín dentro de la habitación, a continuación llegaron a una gran biblioteca llena de libros. En otra habitación encontraron una caja mágica que hacía que los objetos dentro de ella desapareciesen y aparecieran después. Mientras exploraban la casa, los niños también encontraron armarios empotrados, espejos que hablaban y muñecas que se movían por sí solas.
De repente, sucedió algo extraño en la casa. Las luces comenzaron a parpadear y los objetos mágicos a moverse. Los hermanos se asustaron y corrieron hacia la puerta, pero la puerta no se abría. Parecía que la casa los estaba atrapando.
En ese momento, un viejo mago apareció en la sala principal. Había estado viendo a los niños a través de su bola de cristal, Allí estaba sentado, detrás de la mesa con la varita mágica en la mano. Les explicó que la casa encantada siempre ha sido un hogar para aquellos que buscan la felicidad. El mago les explicó que cada habitación de la casa enseña a los visitantes cómo encontrar la felicidad en sus vidas. Y les dio algunos consejos antes de que los niños se fueran de la casa.
Finalmente, los niños sintieron que habían aprendido algo valioso de su visita a la casa encantada. Se dieron cuenta de que la felicidad no está en los objetos materiales, sino que es algo que llevamos dentro de nosotros mismos. Aprendieron que, aunque a veces las situaciones pueden ser difíciles, lo más importante es sonreír, creer en uno mismo, y seguir adelante.
Los niños se despidieron del mago, dieron un último vistazo a la casa encantada, y salieron del bosque. Se sentían felices y llenos de aventuras nuevas. Sabían que, aunque la casa encantada del bosque no era un lugar para volver a menudo, siempre recordarían las lecciones que habían aprendido y el encanto especial de esa casa encantada del bosque.