La conejita y el jardín de las mariposas. Érase una vez una conejita llamada Nieve, que vivía en el bosque de los árboles gigantes. Nieve era una conejita muy curiosa y siempre estaba buscando aventuras nuevas. Un día, mientras exploraba el bosque, encontró una mariposa herida en el suelo.
Inmediatamente, Nieve se acercó a la mariposa y le preguntó qué le había pasado. La mariposa le explicó que se había caído de un árbol mientras volaba y se había lastimado un ala. Nieve se preocupó mucho y decidió ayudarla.
Nieve llevó a la mariposa a su casa y la cuidó hasta que se recuperó. Durante este tiempo, Nieve y la mariposa se hicieron muy buenas amigas y solían pasar horas juntas hablando de sus vidas y aventuras.
Después de algunos días, la mariposa se recuperó por completo y le agradeció a Nieve todo lo que había hecho por ella. Muy feliz, la mariposa le dijo a Nieve que estaba muy agradecida por su ayuda y que conocía un lugar mágico que le encantaría visitar.
La mariposa le explicó a Nieve que en un jardín muy especial, conocido como el jardín de las mariposas, vivían cientos de mariposas de todos los colores y tamaños. Nieve se emocionó mucho al escuchar esto y decidió que tenía que visitar el jardín de las mariposas y conocer a todas las maravillosas criaturas que vivían allí.
La mariposa le explicó a Nieve cómo llegar al jardín y le dijo que debía seguir una serie de indicaciones muy precisas para llegar hasta allí. Nieve tomó nota de todas las instrucciones y decidió comenzar su aventura al día siguiente.
Al día siguiente, muy temprano, Nieve se despertó y comenzó a prepararse para su viaje al jardín de las mariposas. Empacó algunos alimentos y agua y comenzó a seguir las instrucciones que la mariposa le había dado.
Después de caminar durante algunas horas, Nieve finalmente llegó al jardín de las mariposas. El jardín era increíblemente bonito, lleno de flores multicolores y árboles de todas las formas y tamaños. Nieve nunca había visto un lugar tan hermoso y se emocionó al pensar en todas las aventuras que tenía por delante.
Al entrar al jardín, Nieve se encontró con cientos de mariposas de todos los colores y tamaños. Había mariposas rojas, verdes, amarillas, azules, moradas y de todos los tonos imaginables. Nieve se emocionó tanto que comenzó a correr entre las flores y los árboles saludando a todas las mariposas que encontraba.
Mientras Nieve exploraba el jardín, se encontró con una mariposa muy especial. Esta mariposa se llamaba Luna y era la más grande y bella de todas las mariposas del jardín. Luna le preguntó a Nieve qué hacía allí y la conejita le explicó que había venido a explorar y a conocer a todas las mariposas del jardín.
Luna se emocionó al escuchar esto y decidió mostrarle a Nieve todas las maravillas del jardín. Juntas recorrieron el jardín de las mariposas, jugando y divirtiéndose mientras descubrían las maravillas que había en cada rincón.
Finalmente, luego de pasar un día entero en el jardín, Nieve y Luna se sentaron a descansar bajo un árbol. Nieve estaba muy agradecida con Luna por llevarla en un viaje tan maravilloso y le preguntó a Luna si podía volver a visitarla algún día.
Luna, muy emocionada, aceptó el pedido de Nieve y le dijo que siempre sería bienvenida en el jardín de las mariposas. Después de esa visita, Nieve guardó en su corazón la experiencia tan increíble que vivió con Luna y todas las mariposas del jardín.
Desde ese día, Nieve visitó el jardín de las mariposas cada vez que podía y se divirtió muchísimo con sus nuevos amigos y las aventuras que vivió allí. Y así, la conejita Nieve aprendió una importante lección sobre la amistad, el valor de cuidar a los demás y la importancia de aventurarse a lugares donde nunca antes había estado.
