La conejita y el laberinto del Minotauro

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La conejita y el laberinto del Minotauro
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La conejita y el laberinto del Minotauro. Érase una vez una conejita muy valiente llamada Canela. Canela vivía en un bosque muy bonito rodeado de flores y árboles coloridos. Ella era muy curiosa y siempre estaba buscando aventuras.

Un día, mientras Canela caminaba por el bosque, encontró un gran cartel que decía: «¡El laberinto del Minotauro! ¡El desafío más grande está aquí!». Canela sintió que su corazón latía más rápido, pero su curiosidad la obligó a entrar.

El laberinto era enorme y estaba ubicado en una colina en el centro del bosque. Canela empezó a caminar por el camino, pero pronto se dio cuenta de que era muy fácil perderse. Trató de recordar el camino que tomaba, pero de alguna manera siempre terminaba en el mismo lugar.

Fue entonces cuando Canela se encontró con el Minotauro. El Minotauro era una criatura mítica con la cabeza de un toro y el cuerpo de un hombre. Era enorme y peligroso, pero también muy solitario.

«¿Quién eres tú y por qué estás aquí?», preguntó el Minotauro.

«Soy Canela, una conejita curiosa que quiere encontrar la salida de este laberinto», respondió ella con valentía.

El Minotauro se sorprendió al escuchar a alguien entrar en su laberinto. Nunca antes había conocido a alguien tan valiente como Canela.

«¿Quieres una pista para encontrar la salida?», preguntó el Minotauro.

Canela no podía creer lo que estaba escuchando. Nunca imaginó que el Minotauro podría ayudarla. Asintió con la cabeza y esperó a que el Minotauro le dijera la pista.

«La clave para encontrar la salida es seguir los colores de las flores. Trata de seguir los colores de las flores y te conducirán a la salida», explicó el Minotauro.

Canela estaba muy agradecida. Ahora tenía una pista para encontrar la salida. Siguió los colores de las flores y pronto se encontró en el camino correcto hacia la salida.

De repente, Canela oyó un fuerte rugido detrás de ella. Volteó para ver y se dio cuenta de que el Minotauro estaba enojado. Él no quería que ella se fuera.

Canela sabía que tenía que ser valiente y enfrentarlo. Se dio la vuelta y le habló al Minotauro.

«Gracias por tu ayuda, señor Minotauro, pero tengo que irme. Prometo que volveré a visitarte pronto. No temas», dijo Canela con voz firme.

El Minotauro miró a Canela y vio que estaba seria y decidida. Sabía que no podía detenerla. Asintió con la cabeza y la dejó ir.

Finalmente, Canela encontró la salida del laberinto. Salió del camino laberíntico hacia un amplio campo de flores coloridas y un brillante sol. Estaba tan feliz de haber encontrado la salida.

Canela aprendió una gran lección de esta aventura. Aprendió que si es valiente y perseverante, puede superar cualquier dificultad, nunca debe subestimar la sabiduría de los demás y que hasta los seres más extraños pueden convertirse en tus amigos.

Así, Canela regresó al bosque lleno de flores y árboles coloridos, pero su aventura en el laberinto la hizo aún más valiente. Ahora no tenía miedo de enfrentarse a nada ni a nadie.

Desde ese día, Canela se convirtió en una heroína de los animales del bosque, siempre lista para ayudar a alguien en peligro. Todos los animales del bosque la admiraban por su valentía y perseverancia. Canela había encontrado un verdadero propósito en la vida y estaba muy feliz por ello.

Y así, Canela vivió feliz para siempre, aventurándose en el bosque y ayudando a todos los animales que la necesitaban.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
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