La gallina y los pollitos. Érase una vez una pequeña y tierna gallina llamada Carmela. Carmela vivía en una granja junto a su esposo, un gallo muy guapo llamado Federico, y sus adorables polluelos recién nacidos, a quienes adoraba con locura.
Un día, mientras Carmela cuidaba de sus pequeños en el corral, observó a un pequeño gatito que se acercaba a su nido, y se sorprendió al ver que este no tenía hogar ni familia.
Carmela, con su enorme corazón, rápidamente decidió ayudar al pequeño gatito y lo acogió en su casa. A pesar de que los polluelos se mostraron un poco desconfiados al principio, Carmela fue capaz de mostrarles que el pequeño gato no era una amenaza y que debían aceptarlo como uno más de la familia.
Con el tiempo, todos se hicieron amigos y vivieron juntos en armonía. Los polluelos se dieron cuenta de lo importante que era ser amable con aquellos que son diferentes a ellos, y Carmela se dio cuenta de lo feliz que se sentía al hacer el papel de madre de otras criaturas, incluso de aquellos que no eran de su especie.
Pero un día, mientras Carmela y su familia estaban afuera disfrutando del sol, un perro feroz llegó corriendo al corral. El perro, desesperado por perseguir a un conejo, se abalanzó sobre la familia de Carmela, causando un gran alboroto.
Carmela rápidamente protegió a sus polluelos, pero inesperadamente, el pequeño gato se arrojó sobre el perro, intentando detenerlo para que no dañara a los demás.
Carmela había notado la valentía del pequeño gato y, con lágrimas en sus ojos, observó cómo el pequeño felino luchaba contra el perro. A pesar de que el gato estaba en clara desventaja, nunca se rindió ni dejó que el perro lo derrotara.
Finalmente, Federico el gallo decidió ayudar al pequeño gato y juntos fueron capaces de ahuyentar al perro.
Después del ataque, Carmela y su familia se reunieron para hablar sobre lo que había ocurrido. Se dieron cuenta de que a veces aquellos que pueden parecer diferentes a nosotros son aquellos que necesitan nuestra ayuda y protección, y que en momentos de peligro, debemos ayudarnos unos a otros.
Gracias al pequeño gato valiente, la familia de Carmela aprendió el significado de la empatía y la importancia de proteger a quienes se preocupaban. Y fue esa lección impartida por el pequeño gatito y sus increíbles habilidades, lo que ayudaría a Carmela y su familia para siempre.