La gran carrera de pulpos nadadores. Érase una vez en el fondo del mar, un grupo de amigos de diferentes especies que se juntaban para jugar a las carreras de natación. Entre ellos había una pandilla de pulpos muy conocida, que se llevaba muy bien a pesar de ser un poco competitivos. Un día, mientras se preparaban para la carrera semanal, un pez muy travieso les propuso una idea loca que nunca habían pensado antes: una carrera de pulpos nadadores.
Todos se quedaron mirando al pez con sorpresa, pero se dieron cuenta de que sería una carrera muy divertida. Los pulpos, entusiasmados, empezaron a prepararse para la gran competencia. Deberían nadar a través de un laberinto subacuático que el pez les había preparado. Estaba diseñado para probar la capacidad de los pulpos de nadar con habilidad y rapidez en aguas abiertas.
La carrera comenzó y los pulpos se animaron para mostrar sus habilidades. El público subacuático se juntó para verlos en acción y disfrutar de la emoción del evento. Al principio, todos iban a una velocidad moderada, estudiando en qué momento debían destrempar su movimiento y acelerar. Pero entonces, uno de los pulpos pareció desviarse repentinamente, y otro intentó sobre pasarle, hiriéndole uno de sus tentáculos en el intento.
De repente, todo pareció desmoronarse. Los dos pulpos se detuvieron y empezaron a discutir. La emoción subió al agua y todos los demás nadadores empezaron a mirar fijamente, preguntándose qué pasaría a continuación. Los demás animales marinos se congregaron alrededor de la pareja de pulpos, mientras los amigos discutían sus diferencias.
Finalmente, los dos pulpos se perdonaron y abrazaron. Uno de ellos dijo, “yo estaba haciendo mi mejor esfuerzo, pero no debería haber sido tan imprudente”. El otro contestó, “mira, yo puedo ser un poco competitivo, y me emociono en las carreras. Pero no te preocupes, no voy a dañarte de nuevo”. El otro respondió, “yo también soy competitivo y no me gustó perder. Pero no me importaría haber perdido con alguien por quién tengo tanto respeto” y se dieron un fuerte abrazo.
Los demás pulpos estaban contentos por su amigo y por su disculpa mutua. Al hacerlo, se dieron cuenta de que lo más importante no era ganar a toda costa, sino disfrutar del juego y la amistad. Se dieron cuenta de que, como amigos, siempre habría la oportunidad de volver a competir otro día.
Por eso, los amigos decidieron celebrar tras la carrera con una cena y una fiesta, organizada por los demás animales marinos. Todos disfrutaron de los deliciosos platos subacuáticos que los peces y los cangrejos habían preparado. Aunque los pulpos no habían ganado la carrera, no importó una pizca, ¡habían ganado algo más importante: la verdadera alegría de la amistad!
Desde aquella carrera, los amigos mantuvieron sus carreras semanales y la hazaña había sido tan interesante que otros animales acudían a ver. Los pulpos no podían hacer otra cosa, excepto ser su competencia habitual, pero también se dieron cuenta de que el más importante no es ganar, sino apreciar la alegría que se puede encontrar en el juego y la amistad. Desde esa noche, los pulpos han mantenido una amistad duradera y disfrutan de la emoción de las carreras todas las semanas. ¡Y así, la gran carrera de pulpos nadadores es una tradición en el fondo del mar, gracias a sus maravillosos y competitivos amigos!