La Hada de la Primavera

Tiempo de lectura: 5 minutos

La Hada de la Primavera
¿PREFIERES UN AUDIOCUENTO?

Si prefieres, puedes escuchar el cuento mientras haces otras tareas

La Hada de la Primavera. Érase una vez, en los lejanos tiempos de la primavera, un hada cuyo nombre era Elisa. Ella tenía la misión de despertar a la naturaleza de su sueño invernal e invocar la cálida brisa del primer rayo de sol después del frío invierno. Elisa poseía la habilidad de tejer flores con su varita mágica y su brillo dorado, llenaba de color todo lo que tocaba.

En el bosque mágico, Elisa estaba ansiosa porque su celebración primaveral se encontraba a solo unos días. Como siempre, sus amigos del bosque la ayudarían a preparar el gran evento. Sin embargo, esta vez, Elisa no podía encontrar su varita mágica. Desesperada por su pérdida, decidió salir a buscarla para no retrasar la primavera.

Mientras caminaba por el bosque, la tristeza y la desesperación perlaban en sus ojos, recordando cada detalle vivido junto a su elegante varita dorada. La imagen de su varita se desvanecía, como si se hubiera desvanecido en la nada. Elisa decidió caminar hacia la fuente del manantial, donde últimamente, visitaba sus pasos. Pero para su sorpresa, no encontró su varita dorada en ninguna parte del bosque.

Desanimada, Elisa se tumbó en el césped y cerró los ojos. Se acurrucó en su pequeña figura, asustada por lo que podría suceder si no encontraba su varita para preparar la primavera. Un hada sin su varita mágica no tenía nada.

De repente, algo tocó su rodilla, lo que la hizo saltar, como si un granja habría saltado encima de ella. Un pequeño pájaro lo miraba emocionado mientras sostenía su varita dorada en su pico. Elisa lo agarró del pecho y agradeció a la pequeña ave.

El pájaro soltó su varita y, como si fuera magia, todo a su alrededor comenzó a florecer. Las hojas brillaban con su nuevo moho, los campos se volvían de colores dorados y brillantes, mezclándose con los diferentes estilos de flores que salían de la nada. Elisa estaba extasiada y agradecida al pájaro, al borde de las lágrimas. Gracias al pájaro, su primavera encontraría su esplendor.

La primavera había llegado para llenar todo de luz y energía, todos los seres del bosque estaban deseosos de salir de su letargo, el cielo se encontraba en todos los tonos de rosa, las mariposas y los colibríes zumbaban entre las flores y el sol se asomaba entre las hojas de los árboles.

Elisa, con su varita dorada en su mano, hizo un pequeño baile, una danza alegre y juguetona, hasta que todos los seres del bosque la acompañaran en su baile. Todos dentro del bosque estaban tan emocionados de ver lo que Elisa había logrado, una primavera llena de amor y energía.

La celebración continuaba y, en esta ocasión, Elisa decidió repartir su magia a su alrededor. Con su varita dorada, hacía que las margaritas se convirtieran en margaritas doradas, las flores de manzanilla tuvieran un color más intenso, y los tulipanes cambiaban a tonos plateados y cristalinos. Todo un espectáculo para ver, y todos los seres del bosque se acercaron a ella para agradecer por su magia.

A medida que avanzaba la primavera, Elisa continuaba tejiendo flores con su varita, todo el bosque y sus amigos la apoyaban para que su magia nunca se detuviera. La naturaleza florecía para dejar boquiabiertos a todos, artistas y seres mágicos. Los árboles se volvían verdes, las flores se convirtían en miles de colores hasta que la primavera brillaba y dejaba los días nuevos y llenos de vida.

Antes de llegar el verano, Elisa volvió a donde su varita había sido encontrada para agradecer al pájaro que se había encontrado con su varita dorada, sin él, su celebración de la primavera no había sido posible. Pero para su sorpresa, el pájaro había desaparecido. Elisa había descubierto muy tarde que se había convertido en polvo, mezclado con el viento que llevaba su varita dorada hacia la zona central del bosque.

Elisa dejó salir las lágrimas de sus ojos, sabiendo que había perdido uno de sus amigos mágicos que la ha ayudado a encontrar lo que no era posible. Sin embargo, sabía que, con su magia, ayudando al bosque mágico, su compañía, inspiración y agradecimiento aún estarían presentes en el aire.

Con su varita dorada, Elisa cambió su sentimiento de tristeza a amor y alegría. Una nueva primavera comenzaba y Elisa, durante años, continuaría despertando la naturaleza y bendiciendo el bosque mágico.

Y así, la historia de Elisa el Hada de la Primavera se contaría por generaciones en todo el bosque mágico, de cómo había perdido y encontrado su varita dorada. Siempre recordando el cariño de sus amigos del bosque, siempre dispuestos a ayudarla a hacer florecer la magia de la primavera en el bosque mágico en el que todo lo mágico podría ser verdad. Donde la primavera brillaba y dejaba un bosque nuevo y lleno de vida.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
La Hada de la Primavera
¿Te ha gustado «La Hada de la Primavera»?
¡Compártelo con tus amigos!
Facebook
Twitter
Pinterest
WhatsApp
Email
Imprimir