La Hada del Cielo. Érase una vez en el cielo, una hermosa hada que se llamaba Selene. Ella era la encargada del clima en la tierra y estaba rodeada de nubes, rayos y estrellas brillantes. Los humanos la llamaban La Hada del Cielo y sus poderes mágicos para controlar el tiempo eran temidos y admirados por todos. Selene estaba orgullosa de su trabajo y se esforzaba cada día para hacer que el clima fuera perfecto para los humanos.
Un día, mientras volaba por el cielo azul, Selene vio a una niña llorando en un campo. Se acercó a ella sin ser vista y preguntó por qué estaba triste. La niña, llamada Ana, le explicó que su pueblo estaba en una terrible sequía y que no había llovido en meses. Esto había causado que las plantas y los cultivos se secaran, lo que resultaba en una grave falta de alimentos.
Selene sintió compasión por la niña y decidió ayudarla. De repente, ella usó su vara mágica y creó una pequeña nube en el cielo que empezó a crecer rápidamente en tamaño. La nube se llenó de agua y Selene la dirigió hacia el pueblo de Ana. Llovió durante horas y horas, y finalmente, después de tanto tiempo, el pueblo recibió la lluvia que tanto necesitaba.
Ana corrió a su casa y le contó a toda su familia y amigos sobre el milagro del Hada del Cielo. La noticia se extendió por todo el pueblo, y la gente empezó a adorar a Selene como una diosa. Ana y muchos otros se dieron cuenta de que La Hada del Cielo era amable y que su corazón estaba lleno de bondad.
Después de ese día, Selene visitó el pueblo de Ana regularmente para asegurarse de que la lluvia seguía llegando. Además, creó pequeñas nubes en el cielo para dar un poco de sombra a las personas en días de mucho sol. El pueblo estaba tan agradecido que empezaron a ofrecerle regalos a la Hada del Cielo. Un día, Ana le trajo una hermosa flor que había cuidado celosamente en su jardín. Selene se emocionó al recibir tan dulce obsequio y se sintió agradecida por el amor que el pueblo le estaba entregando.
Además, Selene empezó a preguntarse qué más podía hacer para ayudar a las personas y hacer que su vida fuera más fácil. Ella decidió que quería hacer algo especial para la gente del pueblo. Después de haber pensado mucho, decidió que lo mejor era crear un arcoíris en el cielo. Nunca antes se había visto un arcoíris en el pueblo, y Selene sabía que sería algo mágico y sorprendente para la gente.
Con su vara mágica, creó el arcoíris en el cielo. Tenía tantos colores brillantes que parecía una de las mejores obras de arte del mundo. La gente del pueblo se reunió en la plaza y empezaron a aplaudir y a cantar. Hubo bailes y festividades, y se llevaron a cabo ceremonias en honor a Selene, la Hada del Cielo.
Desde entonces, Selene visitaba el pueblo con frecuencia, y allí se convirtió en la protectora de los habitantes. A su vez, los habitantes de la región, se encargaron de cuidar el medio ambiente, de respetar los ecosistemas naturales y de colaborar para que el arco iris y la lluvia continuaran llegando a sus tierras.
Así, la Hada del Cielo se convirtió en algo más que un ser mágico para la región. Pasó a ser la inspiración de un pueblo que supo valorar y cuidar el mundo que habitaba, entendiendo que la naturaleza era algo tan bello y especial, que tenía que ser contemplada y respetada. Y así fue como Selene, la Hada del Cielo, comprendió que su poder mágico era inmenso, y que su amor por las personas, la tierra y los animales era incalculable. Con el corazón lleno de gratitud, ella seguía haciendo maravillas para hacer la vida de todos más feliz y próspera. La Hada del Cielo supo que su poder mágico era un regalo para hacer el bien, y eso, era algo que la hacía tan fuerte como nadie más.