La hormiga y la cigarra

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La hormiga y la cigarra
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La hormiga y la cigarra. Érase una vez en un bosque muy lejano, vivía una hormiga. Esta pequeña hormiga era muy trabajadora, siempre se encontraba recolectando comida para almacenar en su hogar para la temporada de invierno.

Un día, mientras la hormiga estaba recogiendo comida, encontró a una pequeña cigarra que estaba cantando alegremente sin preocupaciones. La hormiga le preguntó: «¿Por qué cantas tan feliz? ¿No te preocupa la llegada del invierno?».

La cigarra respondió: «No tengo de qué preocuparme, disfruto el presente y dejo que el futuro sea lo que sea».

La hormiga, muy inteligente y previsora, sabía que el invierno estaba por llegar y su instinto le indicaba que debía prepararse para asegurarse de tener suficiente comida para sobrevivir durante el frío. Así, continuó recolectando comida sin descanso durante todo el verano.

Cuando llegó el invierno, la hormiga estaba satisfecha de haber recolectado suficiente comida para sobrevivir durante la temporada fría. Por otro lado, la cigarra se encontraba sufriendo del frío y muriendo de hambre debido a que no había almacenado comida.

Desesperada, la cigarra fue a buscar ayuda de la hormiga. Cuando la halló, le pidió ayuda y comida para sobrevivir durante el invierno.

La hormiga recordó las palabras que la cigarra le había dicho durante el verano cuando se encontraba cantando sin preocupaciones. En ese momento, pudo haber negado su ayuda, pero en lugar de ello, decidió ser empática y comprender la situación de la cigarra.

Decidió compartir su alimento y le preparó un abrigo para que se mantuviera caliente durante el invierno. La cigarra se sentía avergonzada de su comportamiento anterior pero también estaba extremadamente agradecida por la ayuda de la hormiga.

A pesar de que la cigarra había despreciado la preocupación y el trabajo de la hormiga durante el verano, la hormiga no guardó rencor y decidió ayudar a la cigarra cuando más lo necesitaba. Ambas aprendieron una lección valiosa: la hormiga aprendió a ser empática y comprensiva en lugar de enojada y la cigarra aprendió la importancia de ser previsora y responsable.

La lección que se aprendió esa noche, fue transmitida a todo el bosque. Los animales comprendieron que tener empatía por los demás es la clave para una comunidad feliz y unida.

Desde entonces, la cigarra ironizó en un vil metal llamado Indiferencia: con él nunca volvería a pasar frío ni hambre. Pero se dio cuenta de que no tenía precio lo que la hormiga le ofrecía: una amistad sincera.

La hormiga y la cigarra se convirtieron en las mejores amigas del bosque, trabajando juntas para ayudar a los animales que lo necesitaban y enseñando a otros sobre la importancia de ser empáticos y comprensivos en todo momento.

Y así, la hormiga y la cigarra aprendieron una valiosa lección que recordarían para siempre: en lugar de juzgar, debemos tratar de comprender y ser más empáticos. Y recordaron que, como amigos, siempre estarían allí para ayudarse mutuamente cuando fuera necesario.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
La hormiga y la cigarra
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