La isla de los fantasmas

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La isla de los fantasmas
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La isla de los fantasmas. Érase una vez, en una pequeña isla en el medio del océano, un grupo de amigos que buscaban pasar un verano inolvidable. Entre ellos estaba Ana, una chica de quince años valiente y aventurera que nunca se dejaba intimidar por nada ni nadie. También estaba Carlos, un chico de su misma edad y el mejor amigo de Ana desde la infancia. Junto a ellos, estaba Felipe, un muchacho mayor y misterioso que prometió llevarles a una isla desierta donde podrían hacer todo tipo de actividades sin que nadie les molestase.

La isla estaba rodeada de altos acantilados y peligrosos arrecifes de coral que les impedían el acceso en bote. Felipe explicó que tendrían que nadar desde la costa hasta la playa para poder llegar hasta allí. Ana y Carlos estaban emocionados por la idea de una aventura como esa, pero también un poco asustados. Sin embargo, aceptaron el desafío y se metieron al agua con Felipe.

Mientras nadaban, se dieron cuenta de que la corriente los estaba llevando hacia un lugar que no era la misma playa donde ellos habían planeado llegar. De repente, se encontraron frente a una isla misteriosa, cubierta de niebla y peligrosamente oscura. Parecía que nadie había pisado allí en años. Felipe se detuvo en seco y miró con preocupación hacia la isla.

«Esta no es la isla que yo les había prometido», dijo, «pero tal vez podemos explorarla un poco».

Ana y Carlos vacilaron por un momento, pero la curiosidad era más fuerte y decidieron seguir explorando junto a Felipe. A medida que se acercaban, comenzaron a notar un silencio incómodo y un aura extraña que les hizo sentir escalofríos en la espalda. Era como si esa isla estuviera embrujada por algo aterrador y desconocido.

Lentamente, comenzaron a explorar. Caminaban por los senderos casi borrados y arruinados de la isla, hasta que finalmente, llegaron a una gran casa abandonada justo en la cima de una colina. La casa parecía oscurecerse constantemente a pesar de que los árboles a su alrededor arrojaban sombras mucho más cortas y menos amenazadoras.

Felipe abrió la puerta de la casa y rápidamente encendió una linterna. Ana y Carlos observaron asombrados una vez que entraron en la misteriosa mansión. Los muebles desgastados y los marcos destrozados de las ventanas llenos de telarañas se sumaron a la sensación de abandono del lugar. En un rincón de la sala principal, había una pequeña mesa con un diario sobre ella. Felipe se acercó y lo abrió.

«Este diario parece antiguo», susurró Felipe mientras hojeaba las páginas amarillas y polvorientas. «Parece que le perteneció a un hombre que vivió aquí hace muchos años. Debe estar lleno de pistas y secretos sobre esta isla».

Juntos comenzaron a leer en voz alta el diario del anciano, lo que los llevó a un descubrimiento impactante. Descubrieron que la isla era conocida como «La Isla de los Fantasmas», debido a ser el hogar de una tribu de indígenas que adoraba a los espíritus en el mundo después de la muerte. Los lugareños creían que estos espíritus eran los responsables de todas las desgracias que habían ocurrido en esta isla a lo largo de los años.

De repente, escucharon algo moviéndose detrás de ellos. Con el corazón latiendo a toda velocidad, giraron para ver una sombra que se movía. Estaba justo al otro lado de la sala. Por un momento, todos creyeron que era un fantasma que los había alcanzado. Pero mientras se acercaban, se dieron cuenta de que había una pila de cajas viejas en un rincón de la sala. Habían tocado algo que hizo que las cajas golpearan el suelo.

Las cajas estaban empapadas y podridas, pero dentro había algo que brillaba. Era un mapa antiguo del tesoro. Felipe les explicó que el anciano había acumulado una gran fortuna en sus viajes por el mar. Durante años, había juntado oro, joyas y tesoros antiguos que escondió en algún lugar de la isla. Ese tesoro era un legado para que alguien lo encontrase, y ahora parecía que ellos habían sido los elegidos.

La idea de encontrar el tesoro emocionó y motivó al trío a explorar más de la isla. Descubrieron enormes cuevas subterráneas con estalactitas, ríos subterráneos y numerosas habitaciones secretas. Mientras buscaban junto al mapa del tesoro, ellos daban vueltas tratando de descubrir su ubicación.

Después de varios días de exploración sin éxito, Ana, Carlos y Felipe finalmente comenzaron a desanimarse. Habían pasado horas buscando alrededor de la isla, pero el tesoro parecía ser escurridizo. Fue entonces cuando Ana decidió explorar un lugar detrás de un gran arco de piedra solida. Había algo detrás de ella que definitivamente no habían visto antes, y ella quería saber qué era eso.

Al despejar el camino detrás del arco, llegaron a un lugar en la que la oscuridad era casi total. A pesar de usar la linterna, parecía que la falta de luz arrastraba a la isla a un momento más oscuro. Todo estaba en silencio, excepto por el goteo del agua de alguna cueva cercana. Pero inesperadamente un ruido surgido de la oscuridad apagó el pálpito de Ana y Carlos.

Mientras se acercaban, descubrieron la entrada a una gran cámara subterránea. La cámara estaba llena de antigüedades y joyas preciosas, y en el centro había un pedestal de piedra sólida, cubierto de polvo y telarañas. Ana, Carlos y Felipe exploraban los objetos y poco a poco alzaron la vista al pedestal. Allí estaba el tesoro: un cofre lleno de oro y joyas.

Mientras la luz de la linterna se reflejaba en el cofre, Felipe sonrió.

«Hemos encontrado el tesoro escondido», dijo. «Pero es importante recordar que nuestra amistad y la aventura es lo que verdaderamente importa.»

Felipe, Carlos, y Ana comenzaron a sortearse el tesoro juntos, riendo, sin preocuparse por la cantidad de riqueza en las grandes bolsas que llevaban en mano. Lo que habían encontrado era algo que nunca olvidarían, y la Isla de los Fantasmas nunca sería la misma para ellos. Habían vivido a través de su propia aventura increíble y descubrieron juntos que la verdadera aventura no siempre tiene que ver con los tesoros, sino con el camino del descubrimiento.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
La isla de los fantasmas
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