La Leoncita y el Día del Deporte

Tiempo de lectura: 5 minutos

La Leoncita y el Día del Deporte
¿PREFIERES UN AUDIOCUENTO?

Si prefieres, puedes escuchar el cuento mientras haces otras tareas

La Leoncita y el Día del Deporte. Érase una vez en la selva, donde los animales eran muy competitivos. Siempre estaban buscando ganar y demostrar quién era el más fuerte. Pero, había una leoncita llamada Lola que no podía correr tan rápido como el resto de los leones. Ella era muy buena en otras cosas, pero sentía que no encajaba en su manada.

Un día, el Rey de la Selva anunció que habría un gran día de deportes donde todos los animales podrían competir en diferentes eventos y probar quién era el mejor. Lola se sintió muy emocionada al escuchar esto. Tal vez, finalmente podría encontrar algo que era buena y ser capaz de demostrarlo a todo el mundo.

La leoncita comenzó a entrenar duro para los juegos. Todos los días, se levantaba temprano y practicaba correr, saltar, y hacer trucos con su cola. Pero sin importar cuánto se esforzara, siempre se sentía como si estuviera quedando detrás de los otros animales.

La noche antes del gran evento, Lola estaba muy nerviosa y preocupada. No quería hacer el ridículo delante de toda la manada. Se sentía pequeña e insegura en comparación con los leones más grandes y fuertes, que parecían listos para arrasar con todo.

En medio de su preocupación, Lola estaba caminando por el bosque cuando se encontró con un búho sabio. El búho, sabiendo que Lola estaba nerviosa, le preguntó: “¿Qué es lo que te preocupa tanto, mi amiga?”

Lola respondió: “Estoy nerviosa por el día de deportes. Los otros animales son más rápidos y más fuertes que yo. ¿Cómo voy a competir contra ellos?”

El búho le respondió: “No tienes que ser el más rápido o el más fuerte para ganar, Lola. Todas las habilidades son importantes, y todas las habilidades son necesarias”.

Lola entendió la lección del búho. Estaba tan decidida a mostrar que era buena en los deportes que había olvidado su propia fuerza. Si Lola trabajaba en sus habilidades y confiaba en sí misma, podría tener éxito. Así que, decidió seguir adelante con el día de deportes, no importaba lo que pasara.

Resultó ser un día muy emocionante. La selva estaba llena de animales de todo tipo, desde cebras hasta elefantes. Había una gran multitud que se había reunido para mirarlos competir.

Cuando llegó el momento del evento de carrera, todos los leones se posicionaron en la línea de partida. Lola se sacudió su melena y se paró alineada al lado de los demás, aunque se sentía un poco desanimada.

El Rey de la Selva dio la señal, y los leones salieron disparados. A pesar de su esfuerzo, Lola se quedó atrás. Pero ella recordó las palabras del búho sabio, así que siguió corriendo con todas sus fuerzas.

De repente, el león líder cayó en un agujero. La multitud quedó en silencio por un instante, y luego comenzaron a animar a Lola. “¡Eres tú, Lola! ¡Adelante! ¡Puedes hacerlo!”

Lola corrió más rápido de lo que nunca había corrido antes, y cruzó la línea de meta en primer lugar. Los otros leones se sorprendieron, y Lola sintió un gran sentido de triunfo. Se dio cuenta de que no tenía que ser el más rápido, sólo necesitaba confiar en sí misma y perseverar.

El día de deportes siguió, y Lola encontró su fuerza en los eventos de salto largo y baile. Su saltos eran consistentes y gráciless. Al bailar, sus movimientos eran fluidos y elegantes. La selva se sorprendió por el increíble talento de la leoncita, y Lola se sentía muy orgullosa de sí misma.

Después del evento, el búho sabio se acercó a ella y le preguntó: “¿Te acuerdas de lo que te dije, mi amiga?”

Lola asintió con la cabeza. “Sí, me dijiste que todas las habilidades son importantes”.

“Correcto”, dijo el búho sabio. “Recuerda eso, Lola. Siempre habrá alguien más rápido, más fuerte o mejor en algo. Pero no tienes que ser mejor que los demás para ganar. Sólo tienes que ser tu mejor tú”.

Lola sonrió ampliamente, entendiéndolo. A partir de ese día, se convirtió en una inspiración para la selva entera. Ella fue reconocida por su confianza, perseverancia y talento. Lola aprendió que ella era especial y tenía mucho que ofrecer, incluso si no era la típica corredora de su manada.

A partir de ese día, todos los animales en la selva comenzaron a trabajar juntos en lugar de competir. Se dieron cuenta de que cada uno de ellos era único y especial. Los leones líderes incluso le pidieron a Lola que enseñara a los cachorros a saltar con gracia como ella. La selva se transformó en un lugar donde la confianza y la amistad florecían.

Y así, la leoncita Lola descubrió su verdadero lugar en el mundo. Feliz de ser ella misma, compartió su talento y vivió para siempre en los corazones de los amigos que hizo.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
La Leoncita y el Día del Deporte
¿Te ha gustado «La Leoncita y el Día del Deporte»?
¡Compártelo con tus amigos!
Facebook
Twitter
Pinterest
WhatsApp
Email
Imprimir