La Navidad Mágica de Papá Noel. Érase una vez, en el Polo Norte, en la casa de Papá Noel, todos estaban muy emocionados por la llegada de la Navidad. Los elfos estaban trabajando arduamente en la fabricación de juguetes, mientras que Rudolph y los demás renos estaban en el patio entrenando para el gran día.
Papá Noel, como siempre, se encontraba en su despacho revisando la lista de deseos de los niños y haciendo los preparativos finales para su viaje en trineo. Pero había algo en él que no se sentía bien, tenían todo lo que necesitaban para hacer felices a los niños del mundo, pero aún así, parecía que algo faltaba.
Un día, mientras Papá Noel caminaba por el bosque, se topó con un pequeño duende que estaba perdido. El duende se llamaba Nicolás y estaba en busca de su hogar. Papá Noel, al ver que el duende estaba solo y necesitaba ayuda, lo llevó a su casa y lo ofreció de su comida. Nicolás estaba muy agradecido por la ayuda del bondadoso Papá Noel y le preguntó si había algo que pudiera hacer para pagar su amabilidad.
Papá Noel, recordando la sensación extraña que lo había estado persiguiendo, tuvo una idea. Le pidió a Nicolás que lo acompañara a dar un paseo por el bosque para hablar mejor en privado. En el camino, Papá Noel le contó al duende cómo se sentía y Nicolás lo escuchó con atención.
El duende, después de pensarlo un poco, dijo con entusiasmo: «¡Papá Noel, tengo la solución! En mi casa, en el bosque de la magia, hay un árbol muy especial, el árbol de los deseos. Cada año, los duendes que viven allí colocan un adorno en el árbol con sus deseos para el nuevo año. Tal vez puedas encontrar algo que te ayude allí».
Papá Noel, emocionado por la idea, le agradeció a Nicolás por su ayuda y decidieron ir juntos a buscar el árbol de los deseos. Llegaron al bosque de la magia, donde Papá Noel nunca había estado antes, y el duende lo guió hasta el árbol de los deseos.
Había muchos adornos en el árbol, cada uno con un deseo diferente. Papá Noel comenzó a leer algunos de ellos: «paz en el mundo», «salud para todos», «harmonía en las familias». Pero ninguno de ellos parecía ser lo que estaba buscando.
Finalmente, encontró el adorno perfecto, en forma de un pequeño trineo dorado. Había una pieza de papel enrollada dentro del trineo, que decía: «Para Papá Noel, con amor de los duendes del bosque de la magia. El deseo más grande de los corazones más pequeños es que Papá Noel nunca pierda la magia en su corazón».
Papá Noel no pudo evitar sentirse emocionado y agradecido por el especial regalo. Él sabía que eso era exactamente lo que había estado buscando, para recordar siempre la verdadera magia de la Navidad.
Cuando regresaron a la casa de Papá Noel, Nicolás se despidió para regresar a su hogar en el bosque de la magia. Papá Noel, por su parte, estaba deseando implementar en su vida y trabajo el mensaje que le dieron los duendes de magia por medio de Nicolás.
Finalmente, llegó la noche de Navidad y Papá Noel estaba listo para su gran viaje. Aunque siempre había amado esta noche, este año se sintió aún más especial y emocionante. Con el mensaje de los duendes del bosque de la magia en su corazón, Papá Noel se subió a su trineo y comenzó a volar por todo el mundo.
Llegó a la casa del primer niño en su lista y dejó el juguete que había pedido bajo el árbol. Pero esta vez, en lugar de simplemente irse, Papá Noel tomó un momento para quedarse y hablar con el niño. Le preguntó cómo estaba y qué había hecho para ser bueno durante el año. Juntos, cantaron villancicos y Papá Noel le deseó una Feliz Navidad antes de irse. Luego, hizo lo mismo en la casa siguiente, y la próxima, y la siguiente.
A lo largo de su viaje, Papá Noel se tomaba un momento para compartir la verdadera magia de la Navidad con los niños y sus familias. Al final de la noche, estaba agotado, pero también había encontrado algo que había estado perdiendo: la alegría de la Navidad en su corazón.
Cuando llegó a casa, los elfos y los renos lo saludaron con alegría, pero notaron algo diferente en su actitud. Había una chispa especial en sus ojos y una sonrisa en su rostro que no habían visto en mucho tiempo. Papá Noel explicó que gracias a los duendes del bosque de la magia, había redescubierto la verdadera magia de la Navidad.
Todos estaban muy felices y agradecidos por la Navidad mágica que habían tenido este año. Los elfos, los renos y Papá Noel, junto con los amigos mágicos del bosque, celebraron y cantaron villancicos juntos, felices por la maravilla de esa noche y por los buenos deseos que se hicieron mutuamente.
