La noche de las momias de Halloween

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La noche de las momias de Halloween
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La noche de las momias de Halloween. Érase una vez una pequeña ciudad llamada Halloweenia, donde vivían muchos niños y niñas felices. Y aunque lo más famoso de esta ciudad era su gran celebración de La noche de las momias de Halloween, había algo que siempre los mantenía un poco preocupados: ¡Las momias!

Y es que, durante la noche de Halloween, las momias de la ciudad cobraban vida y salían a recorrer las calles. Esto no era algo que asustara a los adultos, pero sí a los niños y niñas, que preferían quedarse en casa esa noche.

Por eso, una de las niñas más valientes de Halloweenia, llamada Sofía, decidió investigar y descubrir por qué las momias habían sido siempre tan temidas, y cómo podía hacer para que los niños y niñas de la ciudad dejaran de tener miedo.

Sofía empezó a averiguar todo lo que podía sobre las momias, leyó muchos libros y habló con los ancianos del pueblo. Finalmente, descubrió algo que nunca se había dicho a los niños y niñas, algo que hacía que a las momias no les gustara salir de noche.

Resulta que en el cementerio, donde las momias descansaban durante el día, había un gran jardín lleno de flores de todos los colores. Y resulta que, aunque no lo crean, a las momias les encantan las flores, y se pasaban todo el día en el jardín.

Pero cuando llegaba la noche, las momias sabían que no podían ir al jardín, ya que los niños y niñas de Halloweenia creían que ellas eran malas y les hacían daño. Así que las momias se quedaban en el cementerio todo el tiempo, sin poder salir a disfrutar del hermoso jardín.

Sofía decidió entonces hacer algo para que las momias pudieran salir del cementerio sin asustar a los niños y niñas de la ciudad. Convocó a una junta con todas las madres y los padres, y les contó todo lo que había descubierto.

Juntos, idearon un plan para que durante la noche de La noche de las momias de Halloween, los niños y niñas de Halloweenia dejarían flores en la entrada del cementerio, para que las momias pudieran recogerlas y disfrutarlas en su jardín.

Y así fue como, durante esa noche, no hubo ningún niño o niña que se asustara al ver a las momias. Incluso algunos se acercaron al cementerio con la esperanza de ver a esas extrañas criaturas salir de allí.

Y resulta que las momias sí salieron del cementerio esa noche, cargando con sus brazos las flores que los niños y niñas les habían dejado en la entrada. Fueron hasta su jardín, donde se quedaron un tiempo disfrutando del aroma de las flores y la hermosura que las mismas les entregaban.

Al día siguiente, todos los niños y niñas de Halloweenia hablaban maravillas de las momias, y los adultos se sentían orgullosos de tener una comunidad valiente y comprensiva.

Desde entonces, cada año, los niños y niñas de Halloweenia dejan flores en la entrada del cementerio durante la noche de La noche de las momias de Halloween, y las momias se sienten felices al saber que no tienen que quedarse encerradas todo el día. Y es que se sienten unidas a la comunidad, a pesar de ser diferentes, y eso es lo que llena de amor esas noches de Halloween en Halloweenia.

Y así terminó nuestra historia, con el aprendizaje de que la comprensión, la valentía y la comunidad son las claves para tener noches de Halloween felices y sin temor a ningún ser extraño. Y es que, aunque las momias son diferentes a los niños y niñas de Halloweenia, también merecen amor y respeto en esa noche de la que tanto disfrutan.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
La noche de las momias de Halloween
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