La noche de los murciélagos de Halloween

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La noche de los murciélagos de Halloween
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La noche de los murciélagos de Halloween. Érase una vez en un pequeño pueblo rodeado de bosques, donde todos los años celebraban La noche de los murciélagos de Halloween. Todos los niños se vestían con sus disfraces más tenebrosos y salían a pedir dulces de casa en casa. Pero este año la historia sería diferente.

Una noche antes de Halloween, un grupo de murciélagos llegaron al pueblo y se posaron en los techos de las casas. ¡Eran enormes, de aspecto fiero y con unos ojos que parecían mirar directamente al alma!

La gente del pueblo comenzó a temer por su seguridad y llamaron al alcalde para que los ayudara. Preocupado, el alcalde había oído hablar de un anciano que vivía en las afueras del pueblo, que tenía fama de saber cómo tratar con los animales. Así que, sin detenerse un instante, se dirigió a su encuentro.

Cuando el anciano supo sobre el problema que aquejaba al pueblo, de inmediato le preguntó al alcalde:

– ¿Han intentado hablar con los murciélagos? Ellos pueden ser criaturas amigables si se les conoce y se les trata con respeto.

El alcalde sorprendido aceptó que no habían intentado hablar con los murciélagos y le pidió al anciano que los ayudara. Entonces, juntos, se dirigieron a la iglesia del pueblo, donde se habían concentrado todos los vecinos.

El anciano comenzó a explicar que los murciélagos son criaturas maravillosas capaces de realizar tareas increíbles, como polinizar cultivos, mantener el equilibrio ecológico y, por supuesto, ayudar a controlar la población de insectos. Además, agregó que estos murciélagos venían de un lugar muy lejano y que se encontraban en su camino a casa.

– Si los tratamos con respeto pueden convertirse en nuestros protectores y amigos -explicó el anciano-.

Todos los vecinos se quedaron pensando en las palabras del anciano, mientras este se clavaba en meditación. De pronto comenzó a cantar una canción que nadie conocía, pero que sonaba como si proviniera de muy lejos. De a poco, y sin que nadie notara cómo, los murciélagos empezaron a emitir un suave canto para unirse al estrafalario coro.

Los vecinos y todos los niños se sorprendieron, nunca antes habían visto a los murciélagos cantar. Incluso las mascotas del pueblo parecían estar asombradas por lo que estaban escuchando.

Es así como los vecinos y los murciélagos se unieron en una canción muy agradable y armoniosa que se extendió durante horas, a medida que la noche de Halloween llegaba a su fin. Al final, los murciélagos emprendieron el vuelo hacia su hogar, dejando tras ellos una noche más tranquila y una comunidad más unida que nunca.

Desde entonces, cada vez que llegaba Halloween, el pueblo recordaba la noche en la que habían aprendido a cantar con los murciélagos y se preparaban para recibirlos con una cálida bienvenida. Y nunca volvieron a tener miedo de estas criaturas nocturnas porque ahora sabían que, si las trataban con respeto, podían ser sus amigos.

El cuento llegó a oídos de muchos y cada Halloween se sumaban más personas para celebrar y entonar con sus amigos, los murciélagos, una única y hermosa canción.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
La noche de los murciélagos de Halloween
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