La noche de los murciélagos vampiros de Halloween. Érase una vez en un pequeño pueblo rodeado de montañas, que cada año celebraba la noche de Halloween de forma muy especial. En este día tan señalado, los habitantes se disfrazaban de personajes tenebrosos, las casas se decoraban con calabazas iluminadas y los niños salían a pedir dulces por las casas del vecindario.
Pero en este año, la noche de Halloween iba a ser diferente. Los murciélagos vampiros habían decidido invadir el pueblo y hacer de la noche de Halloween su noche de caza, y esto tenía a todos los habitantes del pueblo verdaderamente preocupados.
El pequeño Alex, de 7 años, se encontraba en su habitación, pensando qué disfrazarse para la noche de Halloween. Él quería algo diferente, algo que lo hiciera sentir especial, cuando de pronto se le ocurrió la idea de vestirse de murciélago.
Fue corriendo a donde su madre y le preguntó si tenía alguna tela negra, porque él quería hacerse un disfraz de murciélago para la noche de Halloween. Su madre lo sorprendió y le preguntó por qué quería ese disfraz, a lo que él le respondió que era para no ser detectado por los murciélagos vampiros.
Preocupada por lo que estaba sucediendo en el pueblo, su madre decidió acompañarlo a buscar la tela negra para ayudarlo a hacer el disfraz. Juntos fueron al mercado y buscaron la tela negra y también compraron la pintura roja para hacer las alas del murciélago. Cuando llegaron a casa, se pusieron manos a la obra y trabajaron duro para hacer el disfraz de Alex.
Finalmente, el día del Halloween llegó. Por la tarde, Alex y su madre salieron a la calle para disfrutar de los juegos y las manualidades que se hacían en el pueblo. Pero a medida que avanzaba la tarde, la gente comenzaba a coger miedo y a encerrarse en sus casas.
Fue entonces cuando los murciélagos vampiros empezaron a aparecer en el cielo oscuro, enjambres de murciélagos vampiros volando en círculos y buscando a sus presas, provocando el pánico en el pueblo.
Alex estaba asustado, pero su madre le dijo que no tenía por qué preocuparse, que llevaba un disfraz que lo mantenía a salvo de los murciélagos vampiros. Con un poco más de seguridad, Alex siguió a su madre a la plaza principal, donde se unió al grupo de niños que iban pidiendo dulces por las casas.
De repente, uno de los murciélagos vampiros se acercó por detrás de Alex, pero al ver las alas de murciélago pintadas en su disfraz, lo confundió con un compañero suyo y lo dejó en paz. Los demás murciélagos vampiros también lo ignoraron, pensando que era uno de ellos.
Los niños pudieron recoger muchos dulces y regalos en las casas, todo sin ser atacados por los murciélagos vampiros. Al final, cuando todos los niños regresaban a sus casas, los murciélagos vampiros se fueron volando a su guarida, cansados y sin presas esa noche.
Alex y su madre se regocijaron en el éxito de su disfraz, y siguieron disfrutando del Halloween en el pueblo, bailando y jugando con los demás niños y niñas del lugar. Al final de la noche, se fueron a casa, felices de haber sobrevivido a la noche de los murciélagos vampiros.
Desde esa noche, el disfraz de murciélago se convirtió en el disfraz favorito para Halloween entre los niños y niñas del pueblo, todos querían ser como Alex y no tener que preocuparse por los murciélagos vampiros.
Y así, cada año, el pueblo celebraba Halloween con gran alegría y sin temor a los murciélagos vampiros, gracias al ingenioso disfraz de Alex. Y el pequeño Alex, se convirtió en un héroe de la noche de los murciélagos vampiros de Halloween.
FIN.
