La noche en que el reno se perdió. Érase una vez una familia de renos que vivía en un hermoso bosque de abetos. Todos los inviernos, el padre de la familia, Rudolf, guiaba a Santa Claus a través del cielo para entregar regalos a los niños de todo el mundo.
Un día, la familia de Rudolf recibió una noticia emocionante: ¡había sido elegido el reno líder! Esto significaba que su padre guiaría el trineo de Santa por el mundo entero durante la Navidad.
La noche de la Navidad, Rudolf se preparó para guiar a Santa por todo el mundo. Después de haber hecho todo lo que necesitaba, Rudolf tomó las riendas del trineo de Santa y despegaron.
Todo estaba funcionando bien hasta que llegaron a América del Sur. En lugar de volar hacia el norte, como siempre había hecho, Rudolf se confundió y empezó a volar hacia el sur.
Santa Claus aun no se había dado cuenta de que estaban en camino al lugar incorrecto, pero notó la presión de los renos. Empezaron a volar cada vez más rápido y Santa Claus sintió un nudo en el estomago. Rudolf trató de enfriar a los demás renos, pero sólo logró llevarlos aún más al sur.
Finalmente, los renos aterrizaron en un lugar al que nunca habían estado antes. Santa Claus se dio cuenta de que algo estaba mal y preguntó a Rudolf qué había sucedido. Rudolf explicó lo ocurrido y todo el trineo disminuyó la velocidad para poder determinar su ubicación real.
Después de que Santa Claus y los demás renos se dieron cuenta de que estaban en otro continente, todos se sintieron frustrados y desorientados.
Rudolf se sintió responsable por la situación del grupo, por lo que decidió, por su cuenta, buscar una solución. Mientras el resto del grupo descansó, Rudolf voló en varias direcciones en busca de alguien que les pudiera ayudar.
Sin embargo, las horas pasaron y Rudolf no encontró nada. Finalmente, llegó el amanecer y Rudolf estaba preocupado porque estaba lejos del resto de los renos, en un lugar desconocido.
De repente, un hombre mayor y amable apareció en la nieve. «¡Hola!» Dijo el hombre. «¿Está perdido?»
Rudolf respondió que sí y el hombre se ofreció a ayudarlo.
El hombre llevó a Rudolf a una casa cercana donde había una familia, quienes les recibieron con los brazos abiertos. La familia estaba emocionada al ver al reno perdido y lo trataron como si fuera un huésped de honor.
Rudolf se sintió cómodo allí, pero sabía que tenía que volver con el resto de los renos y Santa Claus. Le agradeció a la familia por su hospitalidad y salió a buscar a los demás.
Sin embargo, eso fue más fácil decirlo que hacerlo. Ahora, Rudolf estaba perdido en un lugar desconocido, en medio de la jungla amazónica, sin saber por dónde empezar a buscar.
Después de horas de buscar sin éxito, Rudolf empezó a perder la esperanza. Se preguntó si volvería a encontrar a su familia y a Santa Claus o si había sido abandonado.
Finalmente, cuando se acercaba la noche, Rudolf vio una luz en la distancia. Después de asegurarse de que no era una ilusión, voló hacia ella, esperando encontrar a su grupo.
Cuando Rudolf llegó, vio que el resto de los renos y Santa Claus estaban allí, celebrando su llegada. Todos se abrazaron y se alegraron de que Rudolf hubiera sido encontrado.
Después de explicar lo que había sucedido, el grupo decidió continuar con su misión Navideña. Con Rudolf de regreso, pudieron continuar navegando por todo el mundo, llevando alegría y felicidad a todos los niños de la tierra.
Desde aquel día, Rudolf aprendió una valiosa lección: nunca debía subestimar la importancia de su papel en una misión. Aunque estaba triste y perdido, tuvo que confiar en su fortaleza y en su capacidad para encontrar el camino de vuelta. No podía permitir que sus compañeros se desanimaran por su culpa. Él era el líder, el guía.
Ahora, Rudolf había aprendido la valiosa lección de que uno debe ser superviviente en todo momento, para poder superar cualquier obstáculo.