La oveja y el lobo

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La oveja y el lobo
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La oveja y el lobo. Érase una vez una pequeña oveja llamada Lola que vivía en una granja rodeada de campos verdes y árboles frondosos. Lola era una oveja muy feliz y juguetona, pero siempre estaba asustada por la presencia de un lobo malvado que se escondía en los bosques cercanos.

Cada vez que Lola veía al lobo, ella temblaba de miedo y corría rápidamente a esconderse detrás de la granja. El lobo se daba cuenta de esto y disfrutaba de verla asustada. ¡Él quería que las ovejas pensaran que él era peligroso y malvado!

Un día, mientras Lola estaba pastando en el campo, sintió un fuerte dolor en su pata trasera. Ella intentó ponerse de pie pero no podía; se había lastimado y no podía caminar. Al saber que no iba a poder escapar si el lobo aparecía, Lola comenzó a llorar y a sollozar, estaba muy asustada.

Justo en ese momento, apareció el lobo, ¡Lola estaba aterrorizada! Sin embargo, el lobo no trató de atacarla, en cambio, se acercó lentamente a ella y le preguntó qué le sucedía. Lola, aún asustada, le explicó que se había lastimado la pata y que no podía levantarse.

El lobo se quedó allí con Lola, aunque ella lo instó a irse porque tenía miedo de él. Pero el lobo insistió en esperar con ella hasta que llegara alguien para ayudarla. Así pasaron horas y horas juntos, y Lola empezó a darse cuenta de que el lobo no era tan malo como pensaba. Después de todo, no la había atacado, ¡solo estaba trabajando a su lado para ayudarla!

Un pastor finalmente encontró a Lola y se dio cuenta de que estaba lastimada. Le preguntó al lobo qué hacía allí, a lo que el lobo explicó que estaba cuidando a Lola hasta que llegara una persona para ayudarla. El pastor se sorprendió, ¡nunca había visto a un lobo tan amable!

El pastor cuidó de Lola y la curó mientras el lobo la cuidaba y protegía. Él también decidió prestar más atención a los lobos en el futuro, ya que se dio cuenta de que no todos son malos y peligrosos.

A partir de ese día, Lola y el lobo se hicieron amigos. El lobo le enseñó a Lola todo lo que sabía sobre los bosques y los animales que habitaban allí. Lola, por su parte, le enseñó al lobo todo lo que sabía sobre la vida en la granja y las amistades.

Con el tiempo, otros animales comenzaron a darse cuenta de que el lobo no era como se decía, que no era peligroso y que en realidad era amable y protector. Incluso los seres humanos comenzaron a verlo con otros ojos, y el lobo pasó a ayudar a otros animales que necesitaban ayuda.

Lola entendió que no se debía juzgar a alguien por su apariencia o por lo que otros dicen de él. Que la empatía es la clave para cambiar las cosas. Que había aprendido mucho de su nuevo amigo, el lobo.

Un día, cuando el lobo se despidió de Lola, ella se sintió muy triste, ¡no quería que se fuera! Pero el lobo le prometió que siempre estaría allí para ella, aunque no lo pudiera ver. Lola se sintió reconfortada y feliz de tener un amigo tan maravilloso como el lobo.

Desde entonces, Lola no tenía miedo del lobo, sino que se sentía segura y protegida a su lado. El lobo se convirtió en el guardián de todos los animales del bosque, y todos comenzaron a ser amigos, sin miedo ni prejuicios.

La historia de Lola y el lobo nos enseña que a través de la empatía y la comprensión, podemos aprender a superar nuestros temores y a ver a los demás con otros ojos. Que todas las personas, animales o seres, merecen la oportunidad de ser conocidos y juzgados por su verdadero ser, y que nunca se debe juzgar a alguien antes de conocer su historia.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
La oveja y el lobo
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