la pulpa peluquera. Érase una vez una pulpa muy especial llamada Peluquera, que vivía en el fondo del mar. Esta pulpa tenía un don muy especial, y era que tenía una gran habilidad para peinar los cabellos de las criaturas del mar.
En el fondo del mar, todos los animales conocían a la pulpa Peluquera y acudían a ella cuando necesitaban un peinado o un corte de cabello. La pulpa Peluquera era conocida por su habilidad y por sus manos mágicas, capaces de hacer crecer el cabello y de darle un brillo especial.
Un día, mientras la pulpa Peluquera daba un peinado a un pececito, se acercó un tiburón gigante y preguntó: «¿Pulpita, podrías peinarme el cabello a mí también?». La pobre pulpa Peluquera, asustada por el tamaño del tiburón, respondió tímidamente: «Por supuesto, señor tiburón, pero necesitaría un cepillo y algunas tijeras de mayor tamaño».
El tiburón, que era muy vanidoso, respondió: «De acuerdo, pero no te preocupes por las tijeras, ¡yo tengo dientes muy afilados que pueden cortar el cabello sin problemas!». La pulpa Peluquera, temiendo por su vida, aceptó y comenzó a peinar al tiburón.
Mientras tanto, los demás animales del mar observaban con asombro y miedo, pues nunca antes habían visto a alguien peinar a un tiburón. Pero la pulpa Peluquera no se dejó amedrentar y comenzó a peinar el cabello del tiburón con cuidado y destreza.
De pronto, el tiburón movió la cabeza de un lado a otro y la pulpa Peluquera, que estaba en su cabeza, cayó al mar. La pulpa Peluquera se dio cuenta de que el tiburón no había sido sincero y que realmente solo quería burlarse de ella.
La pulpa Peluquera decidió entonces que no volvería a peinar a animales que no valoraban su trabajo y se sumió en la tristeza. Pero un día llegó una tortuga anciana que le pidió a la pulpa Peluquera que le peinara el cabello para asistir a una gran fiesta.
La pulpa Peluquera aceptó y comenzó a peinar el cabello de la tortuga, que se encontraba larguísimo y revuelto. Tras varias horas de trabajo, la pulpa Peluquera logró que la tortuga tuviera un cabello increíblemente hermoso, y la tortuga estaba tan agradecida que se ofreció a difundir la fama de la pulpa Peluquera por todo el mar.
Así comenzó a correr la voz de que la pulpa Peluquera era la mejor peluquera del mar y que todos los animales que querían un peinado o un corte perfecto debían acudir a ella. Pronto, la pulpa Peluquera tuvo un gran número de clientes y se convirtió en la peluquera más famosa del mar.
Y cuando el tiburón regresó para burlarse de ella, encontró a la pulpa Peluquera rodeada de clientes que esperaban su turno para ser atendidos. Y la pulpa Peluquera, al ver al tiburón, lo invitó a ser atendido también, pero el tiburón, avergonzado, decidió marcharse.
Desde entonces, la pulpa Peluquera se convirtió en la peluquera más querida del mar, y demostró que, si uno se lo propone, puede superar cualquier obstáculo y demostrar que su talento vale mucho más que su apariencia.