La Sirena de la Ciudad de la Belleza

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La Sirena de la Ciudad de la Belleza
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La Sirena de la Ciudad de la Belleza. Érase una vez una ciudad llamada La Belleza, tan hermosa que parecía salida de un cuento de hadas. Allí vivían las personas más bellas y elegantes del mundo entero. Pero lo que nadie sabía es que bajo las aguas de esa ciudad, habitaba una sirena muy especial.

Su nombre era Mariana, y era la sirena más hermosa de todas las que habitaban los mares. Tenía la cola de un azul zafiro, y su cabello parecía hecho de hilos de oro. Pero lo que la hacía especial era su canto: su voz era tan dulce que cuando cantaba, todos los animales del mar se detenían para escucharla.

Un día, Mariana decidió explorar la superficie, para ver cómo era la ciudad de la que tanto había oído hablar. Se acercó a la playa y vio que aquella ciudad era aún más bella de lo que se imaginaba. Las personas vestían trajes elegantes y paseaban por el centro, mientras una fuente de agua cristalina adornaba la plaza principal.

Pero de repente ocurrió algo inesperado. Un grupo de niños se acercó a la playa, pero al ver a Mariana, comenzaron a señalarla y a reírse de ella. Mariana sintió que su corazón se rompía en mil pedazos, nunca antes alguien había reaccionado así cuando veían a una sirena.

Desanimada, Mariana pensó en volver a su hogar bajo el mar, pero algo llamó su atención. Una niña de la misma edad que los otros niños, no se estaba riendo. En cambio, ella estaba sola, y parecía estar triste.

Mariana se acercó a ella y empezó a cantar. Su dulce voz resonó por toda la playa, y pronto la niña comenzó a sonreír. De repente, los otros niños se dieron cuenta de lo que había pasado y se acercaron, sintiéndose avergonzados de su comportamiento anterior.

La niña les presentó a Mariana a sus amigos, y pronto todos estaban charlando y riéndose como si hubieran sido amigos de toda la vida. Mariana se dio cuenta de que nunca había estado en un lugar tan acogedor y cálido como La Belleza.

A medida que el sol comenzaba a ponerse, Mariana se dijo a sí misma que tenía que volver a su casa en el océano. Los niños le preguntaron si volvería a visitarlos, a lo que la sirena asintió y prometió que volvería.

A medida que nadaba de regreso a su hogar, Mariana se sintió agradecida por haber encontrado amigos tan maravillosos en un lugar tan hermoso. Sabía que nunca olvidaría su visita a La Belleza, y que siempre llevaría a esos niños y a la ciudad en lo más profundo de su corazón.

Desde aquel día en adelante, Mariana visitó La Belleza con frecuencia, siempre encontrando amistades nuevas y descubriendo algo nuevo en la ciudad. Pero nunca olvidó la lección que había aprendido en la playa ese día: que la verdadera belleza no reside en la apariencia física, sino en las personas que se encuentran dentro.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
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