La venganza del pirata. Érase una vez un pirata llamado Jack, que había sido traicionado por su propia tripulación y abandonado en una isla desierta. Después de meses de supervivencia y construcción de una pequeña embarcación, logró escapar y juró venganza contra aquellos que lo habían dejado atrás.
Jack se hizo a la mar en busca de su antigua tripulación, y antes de mucho tiempo, navegó hacia una pequeña isla en el Caribe donde los encontró. Los piratas, sorprendidos por ver a Jack vivo y bien, intentaron explicar su traición, pero él no quería oír nada.
“¡Cómo os atrevéis a traicionarme!”, gritó Jack, mientras sacaba su espada en un acto de venganza. En una cruenta batalla, logró vencer a muchos de sus antiguos camaradas y hacer que el resto huyera dejando atrás el oro y el tesoro que tanto codiciaban.
Después del intenso encuentro, Jack decidió que no podía quedarse en la isla donde había sido traicionado. Así fue que zarpó hacia alta mar para empezar una nueva vida de piratería y aventura.
Con una tripulación nueva y leal, Jack navegó por los mares del mundo, atacando a barcos mercantes y buscando tesoros escondidos. Aunque su objetivo principal era vengarse de aquellos que lo habían dejado atrás, se dio cuenta de que la vida pirata era todo lo que había deseado.
Pero la venganza estaba todavía en su mente, y así fue que encontró a los miembros restantes de su antigua tripulación escondidos en una isla remota. A medida que él y sus hombres desembarcaban del barco, los antiguos compañeros le suplicaron clemencia, pero Jack no tenía ninguna consideración para aquellos que habían traicionado su confianza.
“Os daremos todo lo que tenemos. ¡Por favor, no nos mates!” protestó el que fue una vez su segundo al mando.
“Eso no basta. Debereis pagar con vuestras vidas lo que me habéis hecho”, exclamó Jack, mientras cargaba su espada. Sus hombres le siguieron, y todos juntos atacaron a los antiguos compañeros.
A medida que la espada de Jack se abría camino a través de la carne, él se dio cuenta de que no estaba encontrando la satisfacción que tanto ansiaba. Aunque había ganado esta batalla, no había acabado con su dolor. Él se había convertido en lo que los hombres llamaban «un pirata sin honor»; un hombre movido por venganzas que no representaban nada.
Fue entonces cuando una selva de palmeras cercana llamó su atención. Había un cartel, un cartel que nunca había visto antes. «Los guerreros de la libertad, la justicia y el respeto, os reciben con los brazos abiertos», se leía en letras doradas.
Debido a que la leyenda prometía justicia, libertad y respeto, a diferencia del código pirata que él y su tripulación seguían, decidió averiguar más sobre aquel lugar que parecía ser un paraíso para encontrar el fin a su dolorosa búsqueda de venganza.
Al llegar, encontró que los guerreros de la selva estaban en conflicto con otros piratas que no seguían el código de la leyenda. Los guerreros ofrecieron protección a Jack y sus hombres, pero solo si prometían seguir el código de la leyenda.
Jack y los demás aceptaron, y al hacerlo encontraron en aquellos guerreros el sentido de comunidad y respeto por la justicia que tanto habían buscado. Así fue que encontraron una nueva dirección en sus vidas como piratas.
Juntos, Jack y sus hombres lucharon contra los piratas malintencionados y ganaron respeto en todos los mares. Sus enemigos temían el poder y la astucia de las fuerzas combinadas de los guerreros de la selva y su nuevo equipo de piratas.
Jack encontró la venganza que había buscado en los primeros días de su viaje, pero al hacerlo, descubrió algo mucho más importante: la amistad, el respeto por el código de la leyenda, el amor por una vida aventurera, y el poder de proteger a una comunidad que lo necesitaba. Así fue que pudo deshacerse de su deseo de venganza y comenzar a vivir con honor y propósito.
Finalmente, Jack se retiró de la piratería y se instaló en una pequeña isla. Desde allí, pudo observar la oportunidad de seguir ayudando a la comunidad de guerreros y, en su honor, escribió su propio código de ética para la piratería.