Los Dinosaurios en la Selva Encantada. Había una vez una selva mágica y encantada, donde los árboles eran altísimos y los ríos eran cristalinos. En la selva vivían muchos animales, desde pequeñas mariposas hasta enormes elefantes. Cada animal tenía una tarea específica en la selva, y todos trabajaban juntos para mantener su hogar en armonía.
Había un león muy orgulloso y arrogante que gobernaba la selva. El león se paseaba por la selva con su gran melena y gritaba a todos los animales para que lo obedecieran. Él creía que era el dueño de la selva y que ningún otro animal tenía derecho a vivir allí.
Un día, un pequeño ratón estaba caminando por la selva cuando se encontró con el león. El ratón estaba asustado, porque creía que el león lo iba a comer. Pero el león lo miró con desprecio y se burló de él. «¿Cómo puedes creer que eres importante en esta selva?», dijo el león. «Eres demasiado pequeño y débil para hacer algo que valga la pena».
El pequeño ratón se sintió muy triste y humillado, así que decidió buscar ayuda. El ratón sabía que había una anciana sabia que vivía en lo profundo de la selva. La sabia era una tortuga anciana que había vivido en la selva durante muchos años. El ratón sabía que la sabia podría ayudarlo a encontrar una manera de hacer que el león respetara a los animales más pequeños de la selva.
El ratón llegó a la cueva de la sabia y le explicó lo que había sucedido con el león. La sabia lo escuchó y le dijo al ratón que hiciera una cita con ella al día siguiente, para darle tiempo de buscar una solución. Al día siguiente, el ratón regresó a la cueva de la sabia, y la sabia le dijo que tenía una idea.
La sabia tortuga envió a todos los animales de la selva un mensaje secreto para reunirse en un lugar específico. Cuando se reunieron, ella les explicó su plan: «Necesitamos trabajar juntos para mostrarle al león que todos los animales, por pequeños que sean, son importantes en la selva. Pero necesitamos hacerlo de una manera ingeniosa».
Le pidió a los insectos que construyeran una enorme red para atrapar al león, a los pájaros que recolectaran las hojas más grandes de los árboles, elefantes y otros animales grandes que se pusieran en la orilla del río, y todos los demás que trabajaran juntos para preparar una trampa para el león.
El plan era simple: los insectos y los pájaros armarían una red gigante sobre un espacio horizontal muy grande entre los árboles. Los animales grandes aparecerían a un lado del río mientras el león se bañaba, para hacerle creer que el río estaba deshabitado. En ese momento, el león vería una gran hoja que flotaba hacia él y Saltaría para devorarla.
Pero lo que no sabía, era que la hoja era una trampa. El peso de su cuerpo lo haría caer en la enorme red que había sido preparada y se quedaría atrapado allí hasta que los demás animales decidieran liberarlo.
El plan comenzó a funcionar, y cada animal hizo su tarea con diligencia. El león, como era de esperar, cayó en la trampa y se quedó atrapado en la red. Los animales se reunieron a su alrededor y le dijeron: «la selva es el hogar de todos, grandes y pequeños. Todos somos importantes aquí».
El león se sintió asombrado. Se dio cuenta de que había sido muy arrogante y egoísta al creer que solo él tenía derecho a la selva. A partir de ese día, comenzó a respetar a los demás animales y se hizo amigo de ellos.
La selva volvió a estar en paz y armonía. Los animales vivían felices y respetaban el hogar en que vivían, gracias a la sabia anciana que había arreglado un plan ingenioso que trajo armonía en la selva mágica y encantada. Desde entonces la leyenda de “El León atrapado en la red” se convirtió en un relato que se transmitió de generación en generación, para recordar que, en la selva mágica y encantada, todos los animales son importantes y valiosos, sin importar su tamaño o su posición.