Los Dinosaurios y el Pueblo de las Nubes

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Los Dinosaurios y el Pueblo de las Nubes
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Los Dinosaurios y el Pueblo de las Nubes. Había una vez, en un lugar donde los dinosaurios todavía caminaban por la Tierra, que existía un pueblo en lo alto de las montañas. Este pueblo se llamaba El Pueblo de las Nubes, y su gente vivía en casas construidas entre las nubes, en las cimas de las montañas más altas. El Pueblo de las Nubes era un lugar mágico, y la gente que vivía allí creía en las leyendas más antiguas acerca de los dinosaurios.

Los habitantes de este pequeño pueblo eran muy amables y les encantaba vivir en armonía con la naturaleza. Ellos sabían todos los secretos de la vida en las montañas y la importancia de preservar su ecosistema. Pero, como en todas partes, siempre había alguien que quería causar problemas.

Un día, un grupo de exploradores llegó al Pueblo de las Nubes en busca de un tesoro. Los exploradores liderados por un hombre llamado Gonzalo, aseguraban que habían encontrado un mapa antiguo que los llevaba al lugar donde los dinosaurios escondían sus tesoros. Gonzalo y sus hombres juraron que no harían daño a los dinosaurios, pero los habitantes del Pueblo de las Nubes no estaban muy seguros. No confiaban en los exploradores y temían que causaran daños al ecosistema.

Como la mayoría de los habitantes de El Pueblo de las Nubes eran pacíficos, decidieron darles el beneficio de la duda a los exploradores y les permitieron ir a la búsqueda del tesoro. Los exploradores siguieron el mapa hasta que llegaron a las profundidades del bosque. Allí, descubrieron en medio de un claro un árbol inmenso y majestuoso. En la parte superior del árbol, se veía la entrada a una cueva. Era la cueva donde se decía que los dinosaurios se escondían y guardaban el tesoro.

El grupo de exploradores subió con sumo cuidado por el árbol, y al llegar a la puerta de la cueva, Gonzalo la abrió cuidadosamente. Al entrar, se encontraron con una sorpresa increíble; las cuevas eran grandes y hermosas, y todas estaban llenas de tesoros. Pero lo más impactante era que estaban llenas de dinosaurios. Había dinosaurios de todas las tallas, grandes y pequeños, algunos dormían en las cuevas, y otros estaban ocupados excavando y buscando tesoros.

Gonzalo creyó que era el tesoro más grande que jamás había visto. Pero al mismo tiempo, no quería causar ningún daño a los dinosaurios. Así que se lo propuso a ellos en su lenguaje, y poco a poco, fue construyendo una relación de confianza con estas grandes criaturas.

Durante meses, los exploradores pasaron el tiempo explorando las cuevas mientras cuidaban a los dinosaurios, y cada vez que encontraban un tesoro, lo ofrecían al Pueblo de las Nubes. Los habitantes del pueblo los recibieron muy amigablemente, y siempre les agradecían por compartir sus hallazgos.

Sin embargo, no todos los exploradores eran como Gonzalo. Algunos eran muy ambiciosos y no tenían interés en asociarse con los dinosaurios. Comenzaron a hacer lo que Gonzalo había temido: causar daño a los dinosaurios y al ecosistema. Claramente, estos hombres tenían valores muy diferentes a los del restante grupo de exploradores.

Mientras tanto, en El Pueblo de las Nubes, muchos de sus habitantes se mantuvieron preocupados, puesto que la búsqueda de tesoros se hizo cada vez más comercial. El éxito atrajo a más exploradores codiciosos y comenzaron a atraer a las personas de todo tipo, no sólo a los que estaban interesados en preservar el ecosistema. Como consecuencia, el lugar comenzó a desmoronarse y los dinosaurios ya no tenían paz.

Los Jefes de la aldea, rechazaron los llamados de los exploradores de desalojar la zona, así que éstos comenzaron a forzar su salida. Pero los dinosaurios ya habían dejado claro que no permitirían que les hicieran daño. Por lo tanto, hubo un enfrentamiento entre los exploradores ambiciosos y los pacíficos exploradores de Gonzalo, quienes intentaron interceder entre ambos bandos.

Finalmente, el enfrentamiento pero cesó, resultando con lesiones de ambos bandos, pero sin un final adecuado. Así que los dinosaurios vestidos con máscaras de madera para ocultar sus identidades, se infiltraron en la aldea y hablaron con los habitantes. Comprendieron que de seguir así, el lugar se vería sumido en el caos y la destrucción total. Los dinosaurios se comprometieron a proteger la zona a pesar de la presencia de los exploradores, con la condición de que los habitantes ayudarían a controlar el flujo masivo de gente. Serían responsables de mantener el equilibrio en el lugar y por lo tanto, tendrían que establecer ciertas reglas para que el ecosistema no sufriera.

El Pueblo de las Nubes comprendió la situación y se pusieron manos a la obra para evitar que la tragedia siguiera extendiéndose. Fue una tarea difícil pero lo lograron y gracias a Gonzalo, las cosas se equilibraron y el ecosistema se recuperó lentamente.

Las cosas se arreglaron. El equilibrio se mantuvo y El Pueblo de las Nubes nunca volvió a ser el mismo luego de aquel suceso. Las leyendas de los dinosaurios y su tesoro, sobrevivieron hasta nuestros días, incluso se puede vislumbrar todavía, como en lo más alto de las montañas, creciendo y sanando, la cueva del tesoro de los dinosaurios, con su tesoro y misterios intactos… El gran tesoro que, gracias a los dinosaurios, los habitantes de El Pueblo de las Nubes aprendieron a valorar y proteger, no sólo por su valor material, sino por el valor que encerraba en su memoria como símbolo de la importancia de la armonía entre todas las criaturas que habitamos en este hermoso planeta.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
Los Dinosaurios y el Pueblo de las Nubes
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