Los Lobeznos en el Reino del Tiempo. Érase una vez en el Reino del Tiempo, donde el sol brillaba con fuerza y los días eran siempre largos. Allí, vivían tres lobeznos, Kimo, Zara y Rocco. Siempre estaban juntos y se aventuraban en el bosque en busca de nuevas emociones.
Un día, los lobeznos estaban jugando cerca del río cuando notaron algo extraño. La corriente del río se detenía en seco y empezaba a moverse hacia atrás. Al principio, los lobeznos pensaron que era solo un juego de la naturaleza, pero pronto descubrieron algo más siniestro.
De repente, un agujero negro apareció en el centro del río, y sin darse cuenta, los lobeznos fueron absorbidos. Al llegar al otro lado, se encontraron en una cueva oscura y tenebrosa. Estaban perdidos y no sabían cómo regresar a su hogar en el Reino del Tiempo.
Kimo, siendo el más valiente de los lobeznos, decidió liderar al grupo en la búsqueda de una salida. Después de caminar durante horas, finalmente encontraron una puerta de cristal. Detrás de esa puerta había una habitación llena de relojes de todas las formas y tamaños, y una extraña figura que parecía estar arreglando uno de los relojes. Era un anciano sabio y amigable, que se presentó como el guardián del tiempo.
El guardián del tiempo les dijo a los lobeznos que habían viajado a través del tiempo y que ahora estaban en una dimensión que no conocían. Les ofreció su ayuda para encontrar un camino de regreso a casa, pero primero, los lobeznos tendrían que resolver un enigma.
El enigma era el siguiente: «Cinco pájaros vuelan hacia el norte. Tres de ellos deciden ir al este. ¿Cuántos pájaros quedan en el norte?»
Los lobeznos se tomaron su tiempo para pensar en la respuesta, pero Kimo rápidamente afirmó que quedaban cinco pájaros. El guardián del tiempo sonrió y le dijo que era la respuesta correcta. Él explicó que los pájaros aún estaban volando hacia el norte, incluso después de que tres decidieron cambiar su dirección.
El guardián del tiempo les dejó pasar por la puerta de cristal y les dio un par de relojes de bolsillo especiales. Estos relojes permitirían a los lobeznos viajar en el tiempo y visitar a sus amigos y familiares en el Reino del Tiempo. También les dijo que si alguna vez necesitaban ayuda, solo tenían que ajustar sus relojes a una cierta hora y él los encontraría y los ayudaría.
Los lobeznos se emocionaron y se apresuraron a ajustar sus relojes para regresar a su hogar. Cuando llegaron, descubrieron que habían regresado un día antes de salir en su aventura, por lo que tenían un día entero para planear lo que harían si alguna vez volvían a la dimensión del guardián del tiempo.
Después de su aventura en la dimensión del guardián del tiempo, los lobeznos se convirtieron en héroes del Reino del Tiempo. Compartieron sus relojes mágicos con sus amigos y ayudaron a todos en su comunidad a mantener la hora y estar puntual. Se convirtieron en los vigilantes del tiempo y siempre estarían ahí para ayudar a cualquier persona que necesitase su ayuda.
Y así, los lobeznos vivieron felices en el Reino del Tiempo, explorando y aventurándose, y siempre dispuestos a ayudar a los demás. Aprendieron que el tiempo es un tesoro valioso y que, a veces, es necesario viajar en el tiempo para comprender su importancia en la vida.