Los ositos artistas y la estrella fugaz

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Los ositos artistas y la estrella fugaz
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Los ositos artistas y la estrella fugaz. Érase una vez en un bosque rodeado de montañas habitaban unos ositos artistas. Cada día, desde muy temprano, salían de sus madrigueras para crear diferentes obras de arte con los materiales que encontraban en la naturaleza.

Había una osita llamada Rosi que amaba pintar y dibujar. Otra osita llamada Luna le gustaba hacer esculturas con las piedras del río cercano. También estaba Mili, un osito muy curioso que siempre estaba investigando nuevas formas de crear arte.

Un día, mientras jugaban en el valle, observaron una estrella fugaz cruzando el cielo. Quedaron admirados, nunca antes habían visto algo tan mágico y espectacular. Todos los ositos se emocionaron al verla y se preguntaron qué deseos se podrían pedir al ver una estrella fugaz.

De repente, Rosi tuvo una gran idea. – «Me encantaría pedir un deseo para que nunca se acaben nuestras ideas para crear arte», dijo. Mili, la osita curiosa, dijo: «yo pediré que siempre podamos disfrutar del bosque y sus bellezas para seguir creando». Luna, por su parte, deseó que «todas las personas del mundo pudiesen disfrutar del arte como nosotros lo hacemos”.

Ninguno de los ositos quería que la estrella fugaz desapareciera, pero sabían que debían hacer un buen uso de sus deseos. Así que, con mucha alegría y entusiasmo, cada uno pidió su deseo en voz alta. Pensaron que no pasaría nada, pero de repente, la estrella fugaz empezó a brillar más y más hasta que se convirtió en una estrella resplandeciente que iluminaba todo el bosque.

Los ositos artistas no podían creer lo que veían, sus deseos se habían hecho realidad. La estrella resplandeciente les indicó que iba a mantener vivo su arte y su creatividad para que pudiesen seguir inspirando a otros. Además, les brindó un regalo muy especial: una caja con pinceles, acuarelas, arcilla y otros materiales que desconocían. Los ositos no podían contener su emoción y agradecimiento hacia la estrella fugaz.

Desde ese momento, los ositos artistas se dedicaron a crear obras de arte aún más maravillosas y siguiendo sus deseos, siempre buscaban formas de ayudar a la gente a apreciar el arte en su máxima expresión. Cada vez que se sentían sin inspiración, miraban hacia arriba y recordaban el brillo de la estrella que les había dado un regalo inesperado.

Los ositos continuaban jugando y creando en el bosque, cuando un día llegó un grupo de niños de la ciudad para disfrutar de la naturaleza. Los ositos artistas se acercaron a ellos y les enseñaron cómo hacer dibujos con hojas y cómo crear esculturas con rocas. Los niños se divirtieron muchísimo y aprendieron mucho acerca del arte.

Al final de aquel día, los ositos se sentaron a charlar mientras veían la puesta de sol. Se dieron cuenta de que su amistad y su amor por el arte les había llevado a vivir una experiencia maravillosa. Rosi sonrió y dijo: «Nuestros deseos se cumplieron gracias a la estrella fugaz, pero también porque siempre trabajamos juntos y ayudamos a los demás a apreciar la belleza del mundo».

Los ositos artistas estaban más unidos que nunca y dispuestos a compartir su arte con todo el mundo. Gracias al regalo de la estrella fugaz, habían encontrado una forma de hacer feliz a los demás y seguir inspirando a las futuras generaciones.

Y así, el brillo de la estrella resplandeciente se mantuvo vivo en el bosque, recordándoles a los ositos artistas su vocación y enseñanza cada día. Los niños del mundo entero aprendieron a apreciar el arte, gracias a los ositos que nunca dejaron de crear, aun en tiempos difíciles, y a la estrella fugaz que guiaba su camino hacia la felicidad.

Fin.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
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