Los ositos constructores y su obra maestra. Érase una vez en un bosque encantado, vivían cinco ositos muy especiales. Ellos se llamaban: Pablo, Martín, Sofía, Ana y Hugo. Estos ositos siempre estaban jugando y construyendo cosas nuevas, pero un día, se les ocurrió la idea más grande de sus vidas: ¡construirían una casa!
Los ositos estaban muy emocionados con la idea y empezaron a planear todo lo que necesitarían para poder construir su casa. Primero, pensaron en buscar la mejor ubicación para su hogar y decidieron que estaría en el centro del bosque, donde estarían rodeados de la belleza de la naturaleza. Segundo, pensaron en qué materiales utilizarían y llegaron a la conclusión de que utilizarían la madera más resistente que pudieran encontrar.
Con el plan bien pensado, empezaron a buscar la madera, pero no fue fácil. Después de andar por toda la jungla, encontraron un lugar en el que había mucha madera, pero su sabor a miel atraía a todas las abejas del bosque. Los ositos se dieron cuenta de que tendrían que buscar ayuda y, sin dudarlo, pidieron ayuda a las abejas. Los ositos y las abejas se unieron para construir la casa.
La casa empezó a tomar forma y los ositos estaban muy contentos. Pero, cada vez que avanzaban más y más en su obra maestra, la lluvia los detenía y tenían que esperar a que el tiempo mejorara. Un día, se les ocurrió una gran idea: ¡crear un tejado que fuera a prueba de todo!
Se pusieron manos a la obra y diseñaron un tejado con hojas gigantes que cubrirían toda la casa. Desde ese día, construyeron con más fuerza y con más ganas, hasta que su casa estuvo lista. La casa era muy bonita y tenía todos los detalles que habían planeado. Tenía una puerta principal, ventanas y una chimenea en el techo, que los ositos construyeron para que la casa siempre estuviera caliente y acogedora.
El día en que terminaron la casa, los ositos estaban tan orgullosos que decidieron hacer una gran celebración. Invitaron a todos sus amigos del bosque y se aseguraron de que la casa estuviera muy acogedora para que todos pudieran disfrutar de su obra maestra. Prepararon un gran banquete en la chimenea y cuando terminaron de comer, contaron historias alegres que se escucharon por todo el bosque.
Después de la celebración, los ositos descansaron en su casa nueva, felices y agradecidos de haberla construido ellos mismos. Y así, vivieron en la casa durante muchos años, arreglando y mejorando todo lo que podían, hasta que se convirtió en la casa más maravillosa que podían imaginar.
Desde entonces, todos los animales del bosque que pasaban por allí se detenían a admirar la casa de los ositos constructores, y se sentían felices al saber que era un lugar para refugiarse y disfrutar la belleza del bosque. Los ositos constructores siguen viviendo en su casa, y siguen siendo motivo de inspiración para todos aquellos que quieren construir algo con esfuerzo y dedicación. ¡Y así se convirtieron en una leyenda del bosque encantado!