Los ositos y su amistad con el lobo feroz. Érase una vez, en un hermoso bosque, habitaban tres ositos: Oro, Plata y Bronce. Eran muy buenos amigos y disfrutaban jugando todo el día. Pero un día, mientras jugaban, se dieron cuenta de que estaban siendo observados por un lobo feroz.
Los ositos se asustaron mucho. Todos sabían que el lobo feroz no era amigo de los animales del bosque y que les tenía mucho miedo. Intentaron huir, pero el lobo feroz los atrapó.
El lobo feroz les dijo que no les haría daño, que solo quería hacer amigos. Los ositos no lo creían. Habían oído muchas historias sobre el lobo feroz, historias de terror y de muerte.
Pero el lobo feroz les explicó que él no era tan malo como todos creían. Les dijo que él también quería tener amigos, pero que todos los animales del bosque lo evitaban por su reputación.
Los ositos se miraron entre sí, no sabían si creerle o no. Pero el lobo feroz parecía sincero y ellos querían darle una oportunidad.
Así que juntos, los ositos y el lobo feroz pasaron la tarde jugando en el bosque. El lobo feroz se mostró muy divertido y simpático, y los ositos se dieron cuenta de que no era tan feroz como creían.
Desde ese día, los ositos y el lobo feroz se convirtieron en los mejores amigos. Jugaban juntos todo el tiempo, corrían por el bosque y se contaban historias. Ya no había miedo, solo amistad.
Los animales del bosque se sorprendieron mucho cuando vieron a los ositos y al lobo feroz juntos. Al principio, les pareció extraño. Pero poco a poco, vieron que los ositos no tenían miedo del lobo feroz y que él no les hacía daño.
Así que un día, los demás animales del bosque decidieron unirse a ellos en una gran fiesta. Fue una fiesta de la amistad. Todos los animales bailaron y se divirtieron juntos, sin importar que fueran diferentes.
Los ositos y el lobo feroz eran los más felices de todos. Habían demostrado que la amistad no tiene límites y que, a pesar de las apariencias, todos podemos ser amigos.
Desde entonces, el bosque se convirtió en un lugar más amigable y las diferencias ya no importaban. Todos se respetaban y se ayudaban, como buenos amigos.
Los ositos y el lobo feroz se convirtieron en los líderes de la amistad en el bosque. Todos los animales los admiraban y aprendieron de ellos que no se debe juzgar a alguien sin conocerlo primero.
Así que si algún día te encuentras con un lobo feroz, no tengas miedo. Quizá él también quiera ser tu amigo. Solo debes darle una oportunidad y descubrir su verdadera naturaleza.
Los ositos lo hicieron y encontraron a un amigo para toda la vida. ¿Y tú, estás dispuesto a encontrar nuevos amigos y descubrir lo que pueden ofrecerte? Recuerda que la amistad es un tesoro que debemos cuidar y valorar, sin importar las diferencias.
FIN.