Los osos y el viaje en tren mágico. Érase una vez en un bosque encantado vivían una familia de osos. Los osos eran muy felices y se divertían jugando y explorando su hogar, pero siempre se sentían curiosos por saber qué había más allá del bosque. Un día, cuando los osos estaban jugando cerca de las vías del tren, un tren mágico apareció. Estaban muy emocionados, es lo que tanto habían estado esperando. La locomotora brillaba en la luz del sol y una nube de vapor salía de ella. Enseguida, un simpático conejo, conductor del tren, se asomó por la ventana y les preguntó con una gran sonrisa: “¿Quieren subirse al mágico tren y viajar a nuevas y emocionantes aventuras?”. Los osos no dudaron ni un segundo y respondieron que sí.
Rápidamente, subieron al tren y vieron que al interior todo estaba espectacular, lleno de cojines y alfombras suaves y coloridas. El chef de la tripulación les ofreció un refrigerio delicioso de miel recién cosechada, que aceptaron encantados con su dulzura. Los osos se sentían emocionados, y no dejaban de maravillarse por todo lo que estaba sucediendo a su alrededor.
El viaje comenzó, y los osos veían pasar por la ventana paisajes mágicos llenos de colores que parecían sacados de un cuento. Montañas altas, lagos cristalinos, ríos y valles encantadores aparecían a la vista a medida que avanzaba el tren. Los osos se preguntaban adonde iban y se emocionaban cada vez que veían algo diferente por la ventana.
La noche llegó y con ella vino la hora de dormir. La tripulación les había preparado una cabaña acogedora para que se sintieran cómodos. La cama era de hojas secas y el techo de la cabaña estaba decorado con luz de luciérnagas, haciéndolo lucir una noche estrellada maravillosa. Los osos se metieron debajo de las mantas, se arroparon y se sintieron muy seguros. Soñaron profundamente esa noche, en noches mejores, pero gracias al mágico tren todo habría de cambiar para bien.
Al día siguiente, el tren mágico llegó a una ciudad. Era muy diferente a cualquier cosa que los osos hubieran visto antes. Había edificios altos, coches y gente por todas partes. Al momento en que el motor del tren se detuvo, el conejo les dio permiso para explorar la ciudad. Los osos estaban emocionados por conocer un lugar tan grande y lleno de vida. Así que corrieron hacia la salida del tren, y cuando estaban a punto de salir a explorar, o un pequeño conejo que estaba perdido en medio del bullicio de la ciudad. Tras preguntarle cómo se encontraba y hacia dónde iba, descubrieron que había perdido a su familia en la metrópoli y que no sabía cómo volver con ellos.
Los osos se pusieron sus capas de imaginación y se embarcaron en la misión de ayudar a su nuevo amigo. A lo largo de toda la ciudad buscaron pistas del paradero de la familia del conejito. Después de varias horas paseando y de encontrarse con personas amables en la ciudad que ayudaron en la búsqueda, ellos finalmente encontraron a la hermana menor del conejo. Al final, regresaron al tren mágico y el conejito y su hermana agradecieron a los osos por su laberíntica ayuda.
De regreso en el tren, los osos se sentaban a tomar aire en uno de los sillones confortables. Se les notaba más felices que antes, como si hubieran descubierto un gran secreto. Ellos se dieron cuenta de que la vida era muy grande, así como ellos mismos, y que había muchos amigos diferentes que ellos podían encontrar y ayudar en los viajes. Fue entonces cuando los osos se dieron cuenta que ambos sentidos del tren eran perfectos para conocer el mundo y no sabían cuál de los dos elegir.
Después de un día tan emocionante, los osos estaban un poco cansados, pero muy contentos. Se recostaron en su cama cómoda y se durmieron, soñando con todas las aventuras que habían tenido.
Cuando llegó la mañana, los osos despertaron listos para continuar explorando el mundo con el tren mágico. Desde ese día, el tren mágico se convirtió en su amigo, y nunca se olvidaron de todo lo que habían vivido y aprendido en su viaje maravilloso. Y así fue como los osos descubrieron que la vida, al igual que el tren mágico, podría llevarlos a lugares asombrosos y emocionantes, sólo tendrían que tener la imaginación para descubrirlo.