Los osos y la exploración del río. Érase una vez, en un bosque muy lejano, vivían tres osos: Papá Oso, Mamá Osa y el pequeño Oso. Ellos eran muy unidos y siempre hacían todo juntos. Un día, mientras jugaban en el bosque, escucharon un sonido muy interesante. Era el sonido del agua. Así que decidieron seguir el sonido hasta llegar al río.
Cuando llegaron al río, quedaron sorprendidos por su belleza. El agua era cristalina, se podían ver los peces nadando y las ranas saltando en la orilla. A Papá Oso se le ocurrió la idea de explorar el río, así que toda la familia decidió prepararse para la gran aventura.
Mamá Osa y el pequeño Oso se encargaron de preparar la comida mientras Papá Oso se ocupaba de hacer una balsa para navegar por el río. La balsa tenía que ser muy segura, así que Papá Oso se tomó su tiempo para hacerla bien.
Finalmente, todo estaba listo. Los osos subieron a la balsa y comenzaron su aventura en el río. La corriente era suave y los árboles y las flores creaban una vista impresionante. Había muchos animales que se acercaban al río para refrescarse también.
De repente, escucharon un ruido. Parecía que algo grande estaba acercándose. Cuando miraron hacia el lado del río, vieron que era un castor que estaba construyendo su represa. Al ver la balsa de los osos, el castor se acercó para ofrecerles ayuda.
El castor les dijo que podía guiarlos por el río, ya que él conocía muy bien el camino. Los osos estaban encantados de tener una guía para su viaje y aceptaron la oferta del castor.
Con el castor como guía, la balsa de los osos avanzaba por el río. El castor les mostraba cómo navegar por la corriente y les señalaba todos los lugares interesantes a lo largo del camino. Los osos veían mariposas, pájaros y otros animales que se acercaban al agua.
Pero de repente, la balsa comenzó a temblar y se detuvo. Habían chocado con una piedra debajo del agua. Los osos se asustaron un poco, pero el castor les dijo que no se preocuparan. Él sabía cómo sacar la balsa de allí.
El castor se sumergió bajo el agua y empujó la balsa hacia la orilla. Los osos estaban muy agradecidos con el castor por salvarlos. Continuaron su viaje río abajo y vieron cascadas y árboles enormes.
Finalmente, llegaron a la desembocadura del río. El río se unía con el mar, que se extendía hasta el horizonte. Los osos estaban muy felices por haber explorado el río y por haber vivido una gran aventura.
Pero su aventura no había terminado todavía. Cuando regresaron al bosque, decidieron hacer un picnic junto al río. Todos compartieron su comida y se divirtieron juntos en el agua. Los osos aprendieron mucho sobre el mar y los diferentes animales que vivían alrededor del río.
Esa noche, los osos se fueron a dormir, habiendo aprendido la importancia de trabajar en equipo y de aceptar la ayuda de otros en momentos de necesidad. También aprendieron a ser agradecidos y a disfrutar de la belleza natural de su hogar en el bosque.
Desde entonces, los osos visitaron el río con frecuencia y a veces traían a sus amigos para compartir la maravillosa experiencia de explorar la naturaleza y aprender de ella. Y así, la historia de los osos y su aventura en el río se convirtió en una leyenda contada en todo el bosque.