Los tres cerditos

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Los tres cerditos
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Los tres cerditos. Érase una vez en un lejano bosque, tres cerditos vivían juntos en una pequeña casita. Cada cerdito construyó su propia casa de diferentes materiales; uno la construyó con paja, otro con madera y el tercero con ladrillos.

Un día, un lobo hambriento llegó al bosque y olió a los cerditos. Se acercó a la primera casa, la que estaba hecha de paja, y dijo:

– ¿Hola pequeño cerdito, me podrías dejar entrar a tu casa? Tengo hambre y busco un poco de comida.

Pero el cerdito astuto respondió:

– No puedo dejar entrar a nadie. Esta casa no está hecha para resistir a vientos ni a golpes.

El lobo, molesto, sopló con todas sus fuerzas y la casa se derrumbó. El cerdito corrió a la siguiente casa, la que estaba hecha de madera, y pidió ayuda a su hermano.

– Por favor, hermano mío, el lobo destruyó mi casa. ¿Podemos refugiarnos en tu casa?

El cerdito de la casa de madera respondió:

– Claro, siéntete como en casa. Estoy seguro de que esta casa resistirá los golpes del lobo.

Pero el lobo era muy astuto y sabía que la casa era de madera, así que se dirigió a ella y dijo:

– ¿Hola pequeños cerditos, me podrían dejar entrar a su casa? Tengo hambre y busco un poco de comida.

El cerdito de la casa de madera respondió:

– No, no puedes entrar. Esta casa es delicada y no soportaría un golpe fuerte.

El lobo, confiado en su fuerza, sopló con todas sus fuerzas y la casa se derrumbó. Los dos cerditos corrieron a la tercera casa, la que estaba hecha de ladrillos, y le pidieron ayuda al último cerdito.

– Por favor, hermano mío, el lobo destruyó nuestras casas. ¿Podemos refugiarnos en tu casa?

El cerdito astuto respondió:

– Claro, siéntete como en casa. Esta casa es resistente y no caerá ante el lobo.

Cuando el lobo llegó a la casa, encontró la puerta cerrada y no pudo entrar. Frustrado, intentó soplarse la casa pero esta no se derrumbó. El lobo estaba tan enojado que decidió escalar la casa para entrar por la chimenea. Pero el cerdito más astuto había previsto eso y preparó un caldero de agua hirviendo en la entrada de la chimenea. Cuando el lobo se deslizó por ella, cayó en el caldero con un grito y se quemó.

Los tres cerditos no celebraron la muerte del lobo y sintieron empatía por su sufrimiento. Y aprendieron que el trabajo en equipo y la planificación pueden lograr grandes cosas.

Desde aquel día, los tres cerditos vivieron felices en su casa de ladrillos y se divirtieron construyendo juntos casas para sus amigos del bosque. Los tres cerditos siempre pensaron en lo que los demás podrían necesitar y trataron de ayudar siempre que pudieron.

Y así, amigos y amigas, la historia de los tres cerditos nos enseña la importancia de ser empáticos con los demás, de ayudar y pensar en lo que los demás necesitan. Debemos recordar que todos somos importantes y que juntos podemos construir un mundo mejor.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
Los tres cerditos
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