Papá Noel y la Princesa de los Regalos. Érase una vez, en un reino muy lejano, vivía una princesa muy especial llamada Lina. Ella no era una princesa común y corriente, pues su misión era muy importante. Lina era la Princesa de los Regalos, y su tarea era hacer que cada niño en el mundo tuviera un regalo especial en Navidad.
Pero a pesar de que Lina tenía tantos regalos para dar, sabía que no podía hacerlo sola. Por eso, decidió pedir ayuda al único hombre que conocía que podía hacerlo posible: Papá Noel.
Lina escribió una carta a Papá Noel, en la que le contaba sobre su misión como Princesa de los Regalos. Le dijo que ella tenía muchos regalos para dar, pero no sabía cómo llegar a cada niño en el mundo.
Papá Noel recibió la carta de Lina con mucha alegría, porque sabía que ella era una princesa muy especial y buena. Para ayudarla, decidió enviar a sus elfos más valientes y rápidos al reino de Lina para ayudarla a repartir los regalos.
El día que llegaron los elfos, Lina estaba muy emocionada. Había oído hablar de estos pequeños seres mágicos, pero nunca había tenido la oportunidad de conocerlos. Los elfos llegaron en una pequeña caravana con sus trajes verdes y rojos, sus recios gorros puntiagudos y sus sonrientes rostros iluminados.
Lina los recibió con los brazos abiertos y les agradeció por venir a ayudarla en su misión. Los elfos estaban tan felices de ayudarla que se pusieron a trabajar de inmediato. Tomaron los regalos de Lina y los cargaron en enormes sacos que llevarían consigo mientras distribuían los regalos.
Un día, mientras los elfos repartían los regalos en el pueblo más lejano del reino de Lina, se encontraron con un niño muy triste que no tenía nada para Navidad.
El niño se llamaba Pedro y había perdido a su familia hace poco tiempo en un accidente. Desde entonces, no había sido feliz ni había celebrado nada.
Cuando los elfos se enteraron de la historia de Pedro, decidieron hacer algo muy especial para él. Se reunieron en secreto en un lugar apartado del bosque y crearon el regalo más extraordinario que se hubiera hecho en toda la historia de la Navidad.
El regalo era una caja mágica, que contenía dentro una pequeña muñeca que tenía el don de hablar. los elfos dijeron, «¿Y si cada vez que Pedro sintiera soledad o tristeza, nuestra muñeca pudiera hablarle y darle amor y consuelo? ¿No sería eso el mejor regalo de Navidad que podríamos darle?». Y así fue como construyeron el regalo más especial para Pedro.
Cuando los Elfos entregaron la caja mágica a Pedro, él no podía creer lo que había dentro. Al principio, estaba un poco confundido, pero cuando la muñeca habló por primera vez, sus ojos se iluminaron de alegría.
Desde ese día, Pedro nunca volvió a sentirse solo de nuevo. La pequeña muñeca lo acompañaba a todas partes, y a menudo hablaba con él y lo hacía reír. Con el paso del tiempo, Pedro recuperó la alegría de vivir, y una sonrisa se instaló en su rostro.
Cuando Lina se enteró de lo que los elfos habían hecho por Pedro, se emocionó hasta las lágrimas. Estaba tan feliz de saber que sus regalos habían hecho feliz a un niño que no tenía nada.
Desde entonces, la fama de Lina y los elfos se extendió por todo el mundo. Cada año, más y más niños escriben cartas a Papá Noel pidiendo ayuda a la princesa de los regalos y a sus amigos Elfos.
Y así, Lina, Papá Noel y los Elfos se aseguran de que cada niño en el mundo tenga un regalo especial en Navidad. Porque ellos saben que no hay nada más importante que ver una sonrisa en el rostro de un niño.
