Pulpio. Érase una vez un lindo pulpo llamado Pulpio que vivía en el fondo del mar. Pulpio no era como los demás pulpos, él no quería ser verde, azul, amarillo o cualquier otro color que pudieran tener los demás pulpos. Él quería ser de muchos colores, ¡como un arcoíris en el agua!
Un día, salió del mar y comenzó su búsqueda de nuevos colores. En su camino, Pulpio se encontró con un pez delfín, quien le preguntó: «¿Por qué no eres como los demás pulpos?» y Pulpio respondió: «Quiero ser diferente, quiero ser de muchos colores». El pez delfín sonrió y le dijo: «¡Eso es una buena idea! Debes ir a buscar a la ballena para que te eche una mano».
El pequeño Pulpio nunca había hablado con una ballena antes, pero no se detuvo. Fue a buscarla sin temor. Cuando la encontró, le explicó su deseo de tener muchos colores, y la ballena, muy amablemente, se ofreció a ayudarlo.
La ballena llevó a Pulpio a un arrecife de coral donde vivían cientos de peces de colores. Allí, Pulpio se sumergió en el agua y comenzó a elegir los colores que más le gustaban. Tomó el rosa del coral, el amarillo del pez payaso y el rojo intenso de una anémona. Todo lo que tocaba se convertía en su propia piel, su propio traje.
Finalmente, cuando se sintió satisfecho con su nueva piel de muchos colores, Pulpio regresó al mar. Al principio, los otros pulpos se burlaron de él y sus colores, pero Pulpio no se dejó vencer. Él estaba feliz con su traje de muchos colores y sabía que era lo que quería.
Un día, mientras nadaba por el mar, un pez se acercó a él y le preguntó: «¿Cómo lo hiciste?» y Pulpio le explicó su aventura en busca de su traje de muchos colores. El pez quedó impresionado por la valentía y la determinación de Pulpio y decidió adoptar ese mismo coraje.
De esta manera, poco a poco, todos los habitantes del fondo del mar comenzaron a aceptar y admirar la personalidad única de Pulpio, y algunos incluso siguieron su ejemplo y comenzaron a explorar su propio deseo de ser diferentes.
Desde ese día, Pulpio se convirtió en el héroe del fondo del mar, mostrándoles a todos que es importante ser uno mismo sin importar lo que los demás piensen o quieran. Esa lección, gracias a Pulpio y a su amor por los colores, se propagó en todo el mar y se convirtió en una gran parte de la cultura de todos los habitantes del fondo del mar.
Así es como Pulpio logró cumplir su gran sueño, y en el camino, abrió las mentes y los corazones de aquellos que lo rodearon. No importa lo diferente que puedas sentirte, siempre encontrarás un camino hacia la felicidad si eres fiel a ti mismo. Pulpio lo sabía, y ahora tú también lo sabes.